Si bien Argentina tuvo una gran mejoría respecto a los espacios inclusivos para personas con discapacidad, aún es largo el camino para moldear algunos aspectos.
Organizar un viaje, por lo general, es un proceso que requiere de mucha organización, planificación, tiempo y esfuerzo. Chequear que el transporte – sea en auto propio, en micro o en avión -, el alojamiento y el itinerario cumplan con todas las expectativas no es tarea fácil.
En este contexto, hay familias que atraviesan este proceso de una forma aún más compleja.
El turismo accesible es aquel que está pensado para que personas con alguna discapacidad puedan disfrutar y sentirse incluidas en los viajes y actividades recreativas. Esto se cumple cuando las barreras que limitan la participación de estas personas se ven eliminadas y los productos o servicios están adaptados para incluirlas en ellos.
Daniela Aza, oriunda de Buenos Aires, es licenciada en Comunicación y referente en discapacidad y diversidad. A través de sus redes sociales (@shinebrightamc) se encarga de visibilizar la temática a partir de sus vivencias y su condición de nacimiento, Artrogriposis Múltiple Congénita, que afecta a las articulaciones generando contracturas.
Desde Puerto Madryn, donde disfruta las vacaciones junto a su esposo, comentó su visión al respecto: “La verdad que estamos bastante lejos de tener un turismo verdaderamente accesible e inclusivo. Si bien hay avances y una movida, ayudada también por las redes sociales y los medios de comunicación, todavía nos falta un montón”.
Para explicarlo mejor, Daniela puso como ejemplo su reciente travesía al sur nacional: “Vine a Puerto Madryn en avión y tuve algunos inconvenientes. Cuando saqué el pasaje coloqué ‘con asistencia’, pero después tuve muchos inconvenientes al arribar aquí: no tenía la manga, por ejemplo, para acceder sin escaleras y libre de obstáculos al aeropuerto”.
Natalia Acevedo es una mendocina, nativa de Malargüe, que hace 20 años, a sus 16, tuvo un accidente de tránsito junto a su familia que le generó una discapacidad motriz. Ella eligió transitar un camino de superación personal que le permitiera desarrollar todos los aspectos de igual manera que quienes no poseen una discapacidad y hoy se define como una “influencer”, es decir, una influencer de la inclusión (@neaacevedo).
En sus viajes por la provincia, Natalia destaca las complicaciones que hay en diferentes destinos turísticos. “Me escribe mucha gente de otras provincias para consultarme y lo que más se complica es el hospedaje, dónde parar. Después me han hablado muy bien del tema de la ciudad. Si bien están haciendo arreglos con respecto a rampas y veredas, en eso estamos muy avanzados”, contó.
En su caso, ejemplificó la situación con típicos lugares de la provincia mendocina, como Potrerillos y Cacheuta. “Es un tema ir a Potrerillos, por el tema de la disponibilidad de baños, por ejemplo. Cacheuta es igual, he ido y en los restaurantes aparece el mismo problema. El camping al que he ido, que es súper cómodo, es Aguas de Pizarro, en Cacheuta. Si bien no tiene baño accesible, tiene uno que es amplio. Entonces, entro con la silla y no tengo problemas. Y es todo nivelado, me puedo pasar a la pileta a pesar de que no tengan una silla que te facilite ese proceso: yo me paso al piso y de ahí al agua”.
Vacaciones, una odisea
Ambas coincidieron en que el proceso para planear las vacaciones se trata de una odisea porque no se contempla a las personas con discapacidad como viajantes desde el momento en que uno busca transporte hasta el intento por conseguir un alojamiento que sea cómodo para ellas. “Me pasa cuando quiero ir a pasar tiempo a una cabaña acá en Mendoza, no consigo ninguna que sea accesible y eso ya genera un estrés tremendo. Es muy complicado encontrar alojamiento donde una pueda estar cómoda”.
“En general no se suele contemplar a la persona con discapacidad dentro del turismo como consumidoras. Esto trae consecuencias en cómo acceden a viajar y a consumir cuando vacacionan. Hay una asignatura pendiente en cuanto al turismo inclusivo y eso se ve cuando las personas con discapacidad vacacionamos y queremos salir a tomar algo o queremos ver un espectáculo. Son muchos los entornos en donde quedamos afuera”, denunció Daniela.
“También hay muchas cuestiones que tienen que ver con la geografía del lugar, por ejemplo, que a veces tampoco colabora. A lo mejor hay que hacer un relevamiento o un estudio sobre cómo está determinada provincia o determinado lugar en cuanto a accesibilidad y facilitar los entornos para que todas las personas con discapacidad puedan acceder y también sean parte del verano”, agregó.
Natalia incursionó en esas averiguaciones dentro de su provincia y comenzó a trabajar en el armado de un listado que contempla uno de los principales atractivos de Mendoza: las bodegas. Allí, las distribuyó entre aquellas que son accesibles y aquellas que no. “Me falta comunicarme con varias y algunas las he ido a conocer y otras no. Estoy en ese proceso. Y me encantaría poder hacer el camino del vino para ver qué accesibilidad tienen”, contó.
Daniela, a su vez, reflexionó sobre su travesía a través de lugares turísticos de diferentes provincias. “Estoy viendo que el sur está bastante avanzado, si bien me han dicho que persisten muchas falencias. Aún no existe la provincia perfecta todavía. Se está trabajando en un turismo más inclusivo, pero no hay un lugar en donde las personas con discapacidad no tendrán ningún impedimento”, explicó.
“Todavía estamos muy lejos de eso, pero han surgido cambios que antes no estaban y que ahora se están trabajando. Por ejemplo, antes la asistencia en aeropuertos no existía y es algo que se trabaja cada vez más. En la costa se están haciendo algunos balnearios accesibles: en Villa Gesell entiendo que hay un balneario puramente accesible”, aportó.
“Se trata de que todas las personas puedan participar y disfrutar, y ser parte de la sociedad, porque estamos hablando de un derecho a vacacionar libremente. Las vacaciones no son un entorno donde ciertas personas pueden participar, sino que todos deberíamos poder disfrutar”, acordaron ambas.
El primer aeropuerto accesible del país
El 7 de diciembre de 2022, el Aeropuerto Internacional de Mendoza (MDZ) se convirtió en el primer aeropuerto del país en obtener una importante Certificación de Accesibilidad otorgada por la asociación civil Alpi, con 78 años de trayectoria en el país como centro de rehabilitación neuromotriz.
Dicha certificación es entregada a aquellas empresas y organizaciones que, de forma voluntaria, asumen un compromiso con la inserción social como parte de su programa de Responsabilidad Social Empresaria (RSE). Actualmente, más de 200 espacios han sido certificados a través del proyecto.
Natalia tuvo la posibilidad de recorrer el aeropuerto tras este reconocimiento y reconoció el trabajo que se llevó a cabo. “Fuimos a recorrer y a probar lo que fueron adaptando y la verdad que quedó muy bueno, así que las personas que viajan hacia Mendoza van a poder estar tranquilas porque es todo accesible y súper cómodo. Es un punto importante para la provincia”, comentó.
Fuente:américa-retail