El Gremio de Hoteles de Barcelona expresó su profunda preocupación por la reciente propuesta del gobierno municipal de incrementar el tipo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) del 1% al 1,08% para más de 200 hoteles de la ciudad. Según los hoteleros, esta medida no solo tiene un carácter recaudatorio y electoralista, sino que también pone en duda el compromiso del Ayuntamiento con el desarrollo de un turismo de calidad.
Detalles de la subida del IBI
La propuesta afectará a 233 inmuebles dedicados al ocio y la hostelería, de los cuales 208 son hoteles, todos con un valor catastral superior a 5,2 millones de euros. El Gremio calificó la medida como un ataque directo al desarrollo del sector turístico y criticó la falta de diálogo con el sector antes de presentar tales iniciativas.
Quejas sobre la «asfixia fiscal»
Los hoteleros denunciaron lo que consideran una «asfixia fiscal continua» por parte de las administraciones, advirtiendo que estas decisiones pueden afectar gravemente la competitividad y el rendimiento de la industria hotelera en la ciudad. Actualmente, el sector emplea a unas 35.000 personas, y los hoteleros temen que esta nueva carga impositiva pueda comprometer su capacidad de contratación y su sostenibilidad a largo plazo.
Llamado al diálogo
En respuesta a esta situación, el Gremi d’Hotels solicitó al Ayuntamiento que reflexione sobre la propuesta de incremento del IBI y otras medidas que puedan impactar negativamente al sector. En su comunicado, piden que se retome el diálogo y el respeto hacia la industria turística, destacando la importancia económica, social y laboral que esta representa para Barcelona.
Propuestas del Gobierno Municipal
El proyecto de Ordenanzas Fiscales para 2025, que aún debe ser aprobado, incluye otras medidas como un incremento progresivo del IBI para las terminales de cruceros del Puerto de Barcelona, así como un aumento significativo de las tasas para los autocares de transporte discrecional de turistas.
Los hoteleros de Barcelona están claros: un aumento en los impuestos no solo desincentiva la inversión y la calidad del turismo, sino que también puede perjudicar a toda la comunidad que depende de un sector turístico robusto y sostenible.