El dólar alcanzó los seis reales en Brasil, marcando su valor más alto desde 2020, lo que genera preocupaciones en Argentina debido al impacto que esta situación puede tener en su economía, dado que Brasil es su principal socio comercial.
La moneda brasileña registró una pérdida del 2,6% en noviembre y un deterioro continuo desde principios de año. Este fenómeno se agravó tras el anuncio del presidente Lula da Silva de un paquete de medidas económicas que incluye un recorte de gastos públicos, la exención del impuesto sobre la renta para ingresos de hasta 5.000 reales y un mayor aporte fiscal para los sectores más acomodados.
Uno de los sectores más afectados será el turismo. Según el economista Juan Pablo Ronderos, la devaluación hará que viajar a Brasil resulte más barato para los argentinos, incentivando el turismo emisivo hacia el país vecino. Esto generará una mayor salida de divisas entre diciembre de 2024 y febrero de 2025, incrementando el déficit de la balanza turística argentina, que ya alcanza los 8.000 millones de dólares este año.
En contraste, el encarecimiento de Argentina reducirá la afluencia de turistas brasileños, profundizando el desequilibrio en el sector.
La devaluación también impactará negativamente en las exportaciones argentinas hacia Brasil. Marcelo Elizondo, de la consultora DNI, señaló que la depreciación del real encarece las manufacturas argentinas, afectando especialmente a los sectores industriales. Por otro lado, las importaciones de productos brasileños se volverán más competitivas, favoreciendo la demanda de bienes finales, como automóviles, en detrimento de la producción local.
En los últimos meses, la balanza comercial bilateral, que había sido favorable para Argentina, mostró un déficit creciente. Este panorama podría agravarse con la depreciación del real, según datos de la consultora Analytica, que indica que entre 2015 y 2024, más del 40% de las exportaciones argentinas a Brasil corresponden al sector automotriz.
Guido Zack, director de Economía de Fundar, advirtió que esta situación plantea riesgos adicionales, comparándola con la crisis de la Convertibilidad en 1999, cuando la devaluación brasileña presionó al tipo de cambio argentino.
El impacto de esta situación dependerá de su duración. Si es transitoria, los efectos se concentrarán en el turismo. Sin embargo, si se prolonga, podría influir en decisiones de inversión y producción, afectando sectores clave como el automotriz y las manufacturas industriales.
En conclusión, la devaluación del real brasileño representa un desafío para la economía argentina, exacerbando desequilibrios comerciales, afectando la competitividad de las exportaciones y complicando las perspectivas económicas en un contexto ya vulnerable.