El turismo global enfrenta un momento crucial. Mientras destinos icónicos como Venecia, Barcelona y Machu Picchu luchan contra los efectos del turismo masivo, las miradas de viajeros y expertos del sector se enfocan en alternativas más sostenibles y menos saturadas. Este fenómeno no solo responde a la sobrecarga de las ciudades más populares, sino también a una creciente demanda de experiencias auténticas y contacto con la naturaleza.
En este contexto, Tres60.Travel, dialogó con Alejandra Medina, Product Manager de Deltour Viajes, quién explicó que los países latinoamericanos están liderando el camino hacia la diversificación turística. Chile, por ejemplo, con su vasta geografía, identifica puntos como San Pedro de Atacama y la Patagonia como destinos de alta demanda. Aunque su popularidad destaca por los paisajes únicos y la desconexión de la urbe, los retos no son menores: desde la saturación de comunidades locales hasta el impacto ambiental. Las autoridades chilenas, junto a agencias , trabajan en estrategias que incluyen el fomento del turismo sostenible y la creación de “destinos inteligentes” que equilibran tecnología, cultura y naturaleza.
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“Latinoamérica es una región con enorme potencial para diversificar sus ofertas. En Chile, por ejemplo, hemos encontrado formas de promover espacios menos conocidos, involucrando a las comunidades locales y apostando por el ecoturismo”, comentó Alejandra Medina.
Otros países de la región, como Perú y México, también destacan en esta transición. La promoción de la cultura local se convierte en una herramienta clave para atraer a los viajeros. “Más allá del sol y la playa, los visitantes buscan experiencias que los conecten con las raíces del destino. Esa es la clave del éxito a largo plazo”, asegura Medina.
La diversificación turística también presenta beneficios claros: menos saturación, tarifas más accesibles, mayor seguridad y tranquilidad para los visitantes. Además, promueve el desarrollo de comunidades menos conocidas, impulsando economías locales y preservando tradiciones.
Al cierre del 2024, el turismo sostenible y la búsqueda de destinos emergentes se perfilan no sólo como tendencias, sino como una necesidad para garantizar la viabilidad de la industria en los años por venir. El desafío ahora es que gobiernos, operadores y viajeros trabajen juntos para construir un futuro más equilibrado y empático con el medio ambiente y las comunidades.