A partir de 2025, los viajeros que lleguen en cruceros a las famosas islas griegas deberán pagar nuevas tasas turísticas aprobadas por el Parlamento griego. Estas medidas buscan abordar los crecientes desafíos del cambio climático y el turismo masivo que afecta a las icónicas islas de Grecia.
Los pasajeros que desembarquen en destinos populares como Santorini y Mykonos tendrán que abonar una tarifa de 20 euros por persona, mientras que para otras islas como Rodas, Corfú y Creta, se aplicará una tarifa reducida de 5 euros por viajero.
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La medida responde a la necesidad de mitigar el impacto ambiental generado por el flujo constante de turistas y mejorar la calidad de vida de los residentes locales, especialmente en islas pequeñas y con recursos limitados.
Según fuentes gubernamentales, los ingresos provenientes de estas tarifas, sumados al incremento de los impuestos sobre los alojamientos a corto plazo y los hoteles, serán destinados a proyectos de sostenibilidad y conservación ambiental.
Las autoridades estiman que estas medidas podrían generar cerca de 400 millones de euros anuales, los cuales se emplearán en iniciativas como: mejoras en la infraestructura turística. Conservación de los ecosistemas costeros. Programas de gestión de residuos y agua. Acciones para combatir el cambio climático en las islas afectadas.
Cifras récord en el turismo de cruceros
La decisión llega tras un 2024 que marcó un nuevo récord en el turismo de cruceros en Grecia, con más de 8 millones de pasajeros, un incremento del 20% en comparación con 2023.
Santorini, en particular, registró cifras históricas, con 1,3 millones de visitantes de cruceros solo en 2023. Sin embargo, este aumento ha generado presiones significativas sobre los recursos locales, como el suministro de agua, la gestión de residuos y la preservación del entorno natural.
Además de aliviar las tensiones provocadas por el turismo masivo, estas tasas buscan fomentar un modelo de turismo más sostenible y equilibrado en el país. Grecia sigue siendo un destino icónico para los viajeros internacionales, pero el Gobierno se enfrenta al desafío de garantizar que el turismo no comprometa el bienestar de las comunidades locales ni el entorno natural de sus islas.
Con estas medidas, Grecia aspira a liderar un cambio hacia el turismo responsable, garantizando que sus destinos emblemáticos puedan ser disfrutados tanto por las generaciones actuales como por las futuras.