En la región de Gifu, Japón, el pequeño pueblo de Shirakawa-go, famoso por sus casas con techos de paja estilo gassho-zukuri, acaba de completar un ambicioso proyecto de restauración para preservar su patrimonio cultural. Este pueblo, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue adaptado para recibir a un mayor número de turistas internacionales sin perder su encanto tradicional.
El proyecto incluye visitas guiadas en varios idiomas, talleres de artesanía donde los visitantes pueden aprender técnicas tradicionales como el teñido con índigo y la confección de papel washi, y la creación de rutas seguras para peatones que minimizan el impacto en el entorno natural. Además, se instalaron miradores estratégicos que permiten a los turistas disfrutar de las vistas panorámicas sin interrumpir la vida diaria de los residentes.
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Se establecieron nuevas normativas que limitan el número de visitantes diarios para proteger la infraestructura y evitar el turismo masivo. También se crearon alojamientos sostenibles que integran materiales tradicionales y modernos para ofrecer una experiencia cómoda y auténtica. Esta iniciativa convirtió a Shirakawa-go en un modelo de turismo sostenible que combina modernidad y tradición, atrayendo a viajeros interesados en la cultura, la historia y la belleza natural de Japón.