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República Dominicana y el “efecto turismo”: un modelo de crecimiento y transformación económica

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En las últimas dos décadas, República Dominicana experimentó una transformación sin precedentes en su sector turístico. Lo que antes se percibía como una industria exclusiva para hoteleros, aerolíneas y agencias de viaje, hoy es reconocido como el motor económico más importante del país, impactando transversalmente múltiples sectores como la construcción, la agricultura, el transporte y la producción artesanal.

Javier Noguera, columnista de Tres60.tavel y director del medio Infotur Dominicano, explicó que la inversión extranjera fue clave en este proceso. La llegada de cadenas hoteleras de lujo y el crecimiento del turismo de alto poder adquisitivo generaron nuevas oportunidades para los dominicanos. Hoteles con tarifas que superan los 1,000 dólares por noche elevaron el nivel de gasto en el destino, beneficiando a restaurantes, excursiones y comercios locales.

Este crecimiento contribuyó a la estabilidad económica del país, fortaleciendo la moneda nacional y posicionando a República Dominicana como un referente global en turismo. De hecho, Noguera explica que el Banco Central resaltó el papel fundamental del turismo en el Producto Interno Bruto (PIB), consolidándose como la principal fuente de ingresos del país.

Diversificación del turismo: más allá del sol y la playa

Aunque el turismo de sol y playa sigue siendo el atractivo principal, el país diversificó su oferta con el auge del ecoturismo, el turismo de aventura, el turismo cultural y el turismo de reuniones e incentivos. “Lugares que antes no imaginaban recibir turistas ahora forman parte de circuitos turísticos organizados, promoviendo el desarrollo de pequeñas comunidades a través de clústeres turísticos”, dijo Noguera.

Ejemplos de esto incluyen la ciudad colonial de Santo Domingo, en pleno proceso de renovación, y las manifestaciones culturales como los congos de Villa Mella, declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

La revolución de los cruceros y el crecimiento de la infraestructura turística

El turismo de cruceros también tuvo un impacto significativo. Puerto Plata pasó de no tener puertos a contar con dos terminales activas y un tercer proyecto en camino. Samaná, La Romana, Santo Domingo y Cabo Rojo también se consolidaron como destinos clave para las grandes navieras.

Esto, según explica el columnista, generó empleos y dinamizó la economía en zonas que antes no estaban en el radar turístico, beneficiando a transportistas, guías locales y pequeños comerciantes que venden artesanías y productos autóctonos a los visitantes.

Retos y desafíos: sostenibilidad y masificación

El crecimiento acelerado del turismo también presenta desafíos, especialmente en términos de sostenibilidad. El gobierno y el sector privado trabajan en regulaciones para evitar la sobreexplotación de recursos y la saturación turística, problemas que ya enfrentan destinos europeos como Barcelona o Venecia.

Se implementaron estrategias para proteger las áreas naturales y controlar el flujo de visitantes en zonas sensibles, asegurando que el turismo siga siendo un motor de desarrollo sin afectar negativamente el entorno y la calidad de vida de los residentes.

República Dominicana logró posicionarse como líder en el turismo del Caribe y un ejemplo de resiliencia tras la pandemia. Con una economía fortalecida, una oferta diversificada y un crecimiento sostenido en la inversión extranjera, el país se proyecta como un destino clave a nivel mundial.