España finalizó 2024 con un crecimiento económico sólido del 3,5%, impulsado por el consumo y la inversión, pero con una desaceleración en la productividad laboral que genera incertidumbre para el futuro.
El sector turístico, clave en esta expansión, cerró el año con cifras históricas en empleo y demanda. Con 21,9 millones de afiliados a la Seguridad Social y 468.100 nuevos ocupados, el turismo se consolidó como el principal motor de la economía, especialmente en hostelería y transporte. Sin embargo, el informe de Unidema Research advierte que la baja productividad —apenas un 0,85% de crecimiento— podría afectar la competitividad del sector.
La inflación moderada, que cerró en 2,8%, permitió un mayor poder adquisitivo y favoreció el gasto turístico. Este contexto benefició a España como destino, atrayendo a viajeros de mercados estratégicos como EE.UU y América Latina.
Para 2025, las proyecciones indican una moderación del crecimiento al 2,5%-3%. A pesar de esto, España buscará consolidarse como un referente global en turismo, apostando por innovación y sostenibilidad para mantener su liderazgo en la industria.