Durante una entrevista exclusiva con Ricardo Calle, asesor pastoral y licenciado en Educación, profundizamos en el significado que Chulucanas tiene para el catolicismo en América Latina y cómo el nuevo Papa León XIV forjó sus primeros pasos pastorales en este rincón peruano.
Chulucanas, un pequeño pero encantador pueblo ubicado en el norte de Perú, se ha convertido en un destino espiritual y cultural de gran relevancia para la comunidad católica y el turismo religioso. Este lugar, conocido por su cerámica de renombre internacional y sus tradiciones, fue el primer escenario pastoral del Papa León XIV, un vínculo que marcó su trayectoria dentro de la Iglesia.
Chulucanas y su legado pastoral
La historia de Chulucanas como un centro espiritual comenzó en 1964, cuando el Papa Pablo VI creó la prelatura territorial de Chulucanas, designando a monseñor Juan MacNabb como su primer obispo. Desde entonces, la labor pastoral estuvo marcada por la presencia de misioneros agustinos, especialmente provenientes de Estados Unidos. «Chulucanas está marcado mucho por los padres agustinos, que llegaron para evangelizar junto con los franciscanos, dejando una huella profunda en la comunidad», explica Ricardo Calle.
Fue en 1985 cuando el entonces padre Roberto, hoy Papa León XIV, llegó a Chulucanas para desempeñarse como canciller del obispo Juan MacNabb y apoyar en la misión pastoral de la catedral. «En ese primer contacto, el Papa conoció y vivió lo que es una iglesia viva, una iglesia en salida, organizada en pequeñas comunidades que representaban un modelo de sinodalidad mucho antes de que el término fuera desempolvado por el Papa Francisco», comenta Calle.

Un destino para el turismo religioso
La elección de León XIV como máximo pontífice ha revitalizado el interés turístico en Chulucanas. Peregrinos y visitantes llegan atraídos por la historia y el legado del Papa en la región, así como por su famosa cerámica. «Los turistas pueden conocer los talleres de ceramistas reconocidos y visitar La Encantada, un pueblo cercano donde se encuentran los artesanos más destacados», destaca Ricardo Calle.
Además, a pocos minutos de Chulucanas se encuentran destinos como Ayapatera, un pueblo afrodescendiente con un pequeño museo que narra la historia de los esclavos que trabajaron en las fábricas de azúcar, y Morrocón, la capital del tondero, un baile tradicional del norte del Perú.
Pero quizás el mayor atractivo espiritual sea la peregrinación hacia Ayabaca, un pueblo a 2000 metros sobre el nivel del mar, famoso por la devoción al Señor Cautivo de Ayabaca. «Es un lugar de profunda fe, donde miles de personas se reúnen cada octubre para participar de esta celebración religiosa», añade Calle.

Un futuro prometedor para Chulucanas
Con la elección del Papa León XIV, Chulucanas se posiciona como un destino clave para el turismo religioso en América Latina. La cercanía del aeropuerto de Piura, a tan solo una hora de distancia, facilita el acceso de peregrinos y turistas, impulsando la economía local y destacando sus riquezas culturales y gastronómicas.
«Esperamos que esta oportunidad permita a las autoridades aprovechar el potencial turístico y económico de Chulucanas, fortaleciendo no solo la fe, sino también el desarrollo de nuestra región», concluye Ricardo Calle.
Chulucanas, el pueblo que vio nacer el camino pastoral del Papa León XIV, se prepara para recibir a miles de visitantes que buscan conocer el lugar donde comenzó una nueva era para el Vaticano y para la fe católica.