En pleno Casco Viejo, donde la historia se mezcla con la modernidad, el Hotel Amarla propone una nueva forma de entender el lujo y la hospitalidad. Liderado por Robin Faulkner y Asher Montague-Warr, el proyecto apuesta por la autenticidad, la sostenibilidad y la conexión con la cultura local, alejándose del concepto tradicional de hotel de lujo.
Entre calles adoquinadas, murales de historia y un aire urbano vibrante, Amarla se presenta como un hotel boutique que combina diseño, confort y experiencias humanas únicas. Tras su experiencia en Amarla Cartagena, los emprendedores encontraron en Panamá un destino lleno de potencial para desarrollar su concepto de turismo experiencial, inicialmente pensado para Miami.
Para Faulkner, Panamá es un lienzo de posibilidades, donde la cultura, biodiversidad y sofisticación convergen en un ambiente íntimo y refinado. “El país permite que prospere la innovación en hotelería boutique, ofreciendo experiencias auténticas a viajeros internacionales”, señala. Montague-Warr agrega: “Panamá tiene alma, energía auténtica y una historia que espera ser contada; nuestra misión es honrar eso”.
La propuesta de Amarla se centra en un lujo sensorial, más que material: habitaciones con detalles hechos a mano, vistas a la ciudad y momentos que conectan al huésped con el entorno. “Se trata de crear experiencias memorables que resuenen con quienes nos visitan”, explica Faulkner.
En gastronomía, el restaurante Kaandela es el corazón de la experiencia. Bajo la dirección del chef José Eduardo Aparicio, la cocina combina modernidad y tradición, destacando ingredientes locales como arroz endémico, cacao de Bocas del Toro y café de Chiriquí. Kaandela busca conectar a los productores con los comensales, contar la historia de Panamá a través de sus sabores y promover la sostenibilidad y el comercio justo.
Tanto en hotelería como en gastronomía, Amarla enfrenta el reto de mantenerse fiel a su visión en un mercado en constante evolución, aprendiendo de la comunidad y la flexibilidad para innovar sin perder esencia. La marca proyecta un crecimiento orgánico, manteniendo a Panamá como núcleo de su identidad, mientras busca nuevos destinos que compartan sus valores de autenticidad y diseño reflexivo.
Amarla y Kaandela representan una nueva ola de hospitalidad boutique en Panamá, priorizando la conexión y la experiencia sobre la transacción. Cada detalle, desde el diseño interior hasta la propuesta culinaria, está pensado para crear momentos memorables y reflejar el espíritu del país de manera auténtica y seductora.