Por Marta Montojo
Frente a la «explosión» del turismo rural tras las restricciones de la movilidad para contener la pandemia, los cuidadores de espacios naturales impulsan la educación ambiental para evitar el abandono de residuos en lugares públicos y dañar la naturaleza.
Desde la Fundación Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León, señalan a los espacios de la Reserva de Castronuño (Valladolid) y del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia (Salamanca) como dos ejemplos donde la educación ambiental se ha fortalecido en los últimos años para prevenir esta mayor presencia de basura en la naturaleza, que llaman «basuraleza».
En el marco del proyecto Libera, que coordina la ong SEO/BirdLife y la empresa de gestión de envases Ecoembes, Patrimonio Natural lleva desde 2018 promoviendo batidas ciudadanas por montes, ríos, bosques y otros enclaves naturales en Castilla y León, que cuenta con cerca de 1.800 kilómetros de sendas homologadas.
Libre de residuos
La idea de las patrullas ciudadanas es «liberar» de residuos los más de 260 espacios naturales protegidos que abarca el proyecto y analizar los restos recogidos para enfocar mejor las campañas con las que prevenir el abandono de desechos.
Para Javier Valenzuela, de la Fundación Patrimonio Natural, esta iniciativa «se va conociendo cada vez más», y así, a la última acción de limpieza masiva presencial enmarcada en Libera acudieron cerca de 6.000 personas desplegadas por 50 puntos de la comunidad autónoma que, incide.
Entre los residuos más encontrados, Mabel Cervera, ingeniera forestal, educadora y técnico de la Fundación, destaca el caso de las colillas de cigarros, pero también el de los plásticos de diferentes tamaños con los que, advierte, «provocamos mortandad sin darnos cuenta», pues, por ejemplo, «muchas aves se llevan cosas que brillan al nido, se tragan esos plásticos o se los dan a los polluelos».
Cervera constató cómo, a raíz de la pandemia, el turismo de naturaleza se ha puesto de moda» pues tras las restricciones «hemos necesitado salir al campo y respirar después de las mascarillas», opina, pero también advierte del mayor impacto ambiental de esta masificación.
A su juicio, el «turismo de naturaleza» que ella vivió en los años 1990 desde el hotel rural que puso en marcha ha pasado a ser ahora «turismo en la naturaleza», lamenta, donde los huéspedes a menudo esperan el mismo modelo turístico de cualquier urbe -un hotel equipado con todas las comodidades- pero situado en un entorno natural, sin interactuar apenas con la población local.
Admite que el precio de esa tendencia lo paga sobre todo la biodiversidad: «a veces no nos damos cuenta de que muchos pasamos por el mismo recorrido donde hay fauna, como cabras montesas o buitres leonados; no pensamos que estamos en su hábitat, que nos estamos metiendo allí», dijo.
Con este fin, la Casa del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia lleva a cabo actividades tanto con niños como con personas mayores, que incluyen desde rutas guiadas por los senderos, en las que se enseña a minimizar el impacto, hasta visitas a los pueblos donde conocer las prácticas agrícolas tradicionales.
La impulsora del proyecto Libera, Aida Fernando, la iniciativa está funcionando ya en 12 comunidades autónomas -entre las que, además de Castilla y León, se incluyen Cantabria, Asturias, País Vasco, Madrid, Castilla-La Mancha, Andalucía, Región de Murcia y Canarias, por ejemplo-, pero el siguiente paso es colaborar con las cinco restantes e, incluso, trabajar a nivel estatal para llegar a todos los Parques Nacionales.
Fuente:cope.es