Este turismo fue la oportunidad de muchas familias trabajadoras para salir por primera vez de sus pueblos y ciudades a conocer la playa o las sierras. El Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación busca recuperar ese espíritu reparando algunas de sus construcciones icónicas.
Después de un año y medio en que el “quedarse en casa” era la prioridad, lentamente van apareciendo las señales de que la gente vuelve a soñar con vacaciones o excursiones donde se priorizan los destinos internos. Es en este contexto que se está desplegando un plan de mejoras de algunas de las instalaciones más tradicionales utilizadas por las familias trabajadoras del país para un merecido descanso.
A fines del siglo 19 sólo la clase alta podía irse de vacaciones aunque en la primera mitad del siglo XX la gente de clase media comenzó a acceder masivamente a estos beneficios. Pero fue gracias a políticas de Estado que, en la segunda mitad del siglo XX, la clase baja también comenzó a disfrutar de espacios dedicados a la recreación y al descanso laboral.
En la década de 1940, Argentina emprendió una estrategia que buscaba alcanzar a sectores de la sociedad excluidos y que tuvo un nivel de desarrollo que no se repitió en ningún otro país de la región. Así, el Estado se convirtió en el principal articulador de una iniciativa de promoción turística para jubilados, pensionados, escolares y familias carenciadas durante varias generaciones, lo que se concretó a través de una extensa oferta hotelera.
Las dos unidades icónicas del turismo social argentino se encuentran en la playa y en las sierras. Uno en Chapadmalal, provincia de Buenos Aires, y el otro en Embalse Río Tercero, provincia de Córdoba. Pero el espíritu inclusivo con el que fueron creados ambos complejos hace más de medio siglo no pudo evitar las crisis propias del país, acentuándose su declive con el paso de los años.
Si bien estos centros hoteleros estuvieron cerrados en buena parte de los meses que lleva la pandemia, en ese tiempo prestaron un servicio que los volvió a vincular a sus valores fundacionales.
En la Unidad Turística Chapadmalal se alojó a personas en situación de calle del municipio de General Pueyrredón. Y en las instalaciones cordobesas, el servicio médico de la Unidad Turística Embalse se hizo cargo de la atención de casos de COVID de todo el municipio.
Las unidades turísticas que se van a modernizar
La Unidad Turística Embalse (UTE) se erige en el Valle de Calamuchita, en la localidad de Embalse Río Tercero y ocupa una superficie de más de 200 hectáreas. Su estructura original podía albergar a casi 3.000 personas y se distribuía en siete hoteles y cincuenta casas, además de instalaciones destinadas a la administración y al personal.
Por su parte, la Unidad Turística Chapadmalal (UTCH) se sitúa en un predio de 75 hectáreas sobre la costa atlántica bonaerense y tenía una capacidad de 4.000 plazas. Además de nueve hoteles, tiene 19 casas que forman la villa turística presidencial.
“El plan de obras contempla mejoras en la accesibilidad y las instalaciones de los hoteles, como calefacción, sanitarios, ascensores, instalaciones eléctricas, carpintería, pintura y techos. Se comenzó con los hoteles 1, 2 y 5 del complejo de Chapadmalal y con los hoteles 2, 4 y 7 de Calamuchita”, explicó Matías Lammens, Ministro de Turismo y Deportes de la Nación.
En los próximos meses comenzarán las refacciones en el hotel 6 del centro ubicado en la costa atlántica, así como del hotel 3 de Embalse y de 36 bungalows ubicados también en el complejo cordobés. Por otra parte, se licitará la restauración total de los hoteles 4 de Chapadmalal y 1 de Embalse.
Patrimonio de la historia argentina
La residencia de vacaciones del presidente de la Nación fue construida en 1947 dentro de la unidad turística de Chapadmalal y desde entonces cobijó el descanso de varias familias presidenciales. También fue el entorno de reuniones de trabajo y sus paredes son mudos observadores de la historia del país.
Para preservar el valor histórico y arquitectónico de estos testigos de la historia argentina se sumó a los planes de restauración a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. Por otra parte, el Ministerio de Turismo y Deportes se encuentra en búsqueda de financiamiento internacional para avanzar con la restauración y reapertura de los hoteles restantes y así recuperar parte del brillo y el rol social que cumplieron durante las décadas del ’50, ’60 y ’70.
fuente: Infobae.com