En medio de una creciente tensión entre Aerolíneas Argentinas y los gremios de pilotos, el gobierno argentino dio un polémico paso que podría allanar el camino hacia una eventual privatización de la compañía aérea.
Un decreto firmado por el actual presidente Javier Milei permite ahora que la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) autorice a pilotos y tripulaciones extranjeras a operar en vuelos de cabotaje en el país. Esto, sumado a la posibilidad de utilizar aviones con matrícula extranjera, abre un nuevo escenario que muchos ya consideran como la antesala de un cambio radical en el futuro de Aerolíneas.
Las tensiones con los sindicatos liderados por Pablo Biró llevaron al Gobierno a explorar alternativas drásticas, como la posibilidad de ceder parte de las operaciones de Aerolíneas a empresas privadas, entre las que suenan nombres como Gol y JetSmart.
Los rumores de una privatización, hasta ahora considerados improbables, comienzan a tomar fuerza, especialmente tras conocerse que el Gobierno ya inició conversaciones con aerolíneas privadas para cubrir rutas nacionales si el conflicto se agrava. Aunque desde la Casa Rosada insisten en que solo se trata de un «plan de contingencia», muchos analistas ven en esta movida un guiño hacia una eventual privatización, en especial si las medidas de fuerza continúan y el servicio no se puede garantizar.
Además, la reciente renuncia del gerente de Operaciones de la empresa, Gustavo García Lemos, sumó incertidumbre a la situación. Los sindicatos aseguran que, si no hay un reemplazo antes de octubre, la empresa no podrá operar. A este contexto se suma el conflicto salarial: mientras algunos gremios ya llegaron a acuerdos, los pilotos siguen exigiendo aumentos muy por encima de lo que la empresa puede ofrecer.
Con Aerolíneas Argentinas controlando cerca del 70% de los vuelos nacionales, cualquier interrupción sostenida en sus operaciones tendría un impacto devastador en los pasajeros y la conectividad del país.
La pregunta que muchos se hacen es si estas medidas son parte de un plan más amplio del gobierno de Milei para desregular el sector aéreo argentino, y si Aerolíneas Argentinas podría estar enfrentando el último tiempo como empresa estatal.
La puerta hacia la privatización está abierta, y en este clima de incertidumbre, parece que la turbulencia recién comienza.