El Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires impuso una multa de más de 300 millones de pesos a la aerolínea low cost Flybondi, tras una serie de denuncias por vuelos cancelados y problemas en la atención a los pasajeros. La sanción, que se produce en medio de un creciente malestar entre los viajeros, refleja una preocupación mayor sobre el impacto de la falta de calidad en los servicios de transporte aéreo sobre el turismo y la conectividad en el país.
Vuelos cancelados: un problema recurrente para los pasajeros
La multa impuesta a Flybondi es el resultado de más de 2.400 reclamos realizados por usuarios de la provincia de Buenos Aires en los últimos meses. Las quejas apuntan a las cancelaciones y reprogramaciones de vuelos, la imposibilidad de comunicarse con la aerolínea y la falta de respuesta o solución para aquellos afectados. Desde el Ministerio de Producción se aseguró que las infracciones cometidas por la compañía violan la Ley Nacional de Defensa del Consumidor, afectando directamente a los pasajeros y, por extensión, a la industria turística.
“El impacto de estas cancelaciones y la deficiente atención a los usuarios no solo afecta a los pasajeros que necesitan viajar por motivos personales o laborales, sino que también tiene repercusiones en el sector turístico de la provincia de Buenos Aires”, declaró Augusto Costa, Ministro de Producción. En este sentido, la conectividad aérea, crucial para el turismo, se ve gravemente afectada cuando las aerolíneas no cumplen con sus compromisos.
La multa y el contexto del turismo en la provincia
La sanción se impuso tras la reiteración de cancelaciones, que en muchos casos generaron gastos adicionales para los pasajeros, como alojamiento, transporte y otros servicios turísticos. Estos incidentes también dañan la imagen de Flybondi, una aerolínea que fue clave en la democratización del acceso aéreo en Argentina, pero cuya reputación ha comenzado a verse afectada por la falta de un servicio de calidad constante.
Para el turismo, la baja calidad en el servicio aéreo no solo perjudica a los viajeros, sino que también afecta a la cadena de valor del sector: hoteles, operadores turísticos, agencias de viajes y otros actores involucrados en la experiencia del turista. La incertidumbre generada por las cancelaciones frecuentes y las dificultades para obtener respuestas crea una atmósfera de desconfianza que podría disuadir a los turistas tanto locales como internacionales de elegir destinos en la provincia de Buenos Aires.
La situación escaló tanto que, a principios de diciembre, la Secretaría de Transporte de la Nación también intervino y exigió a Flybondi un plan correctivo para reducir las cancelaciones. La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) dejó claro que no tolerará un servicio que perjudique a los pasajeros y ha puesto en marcha un seguimiento más estricto sobre las operaciones de la aerolínea. En este contexto, las autoridades de la Nación advirtieron que la política de Cielos Abiertos, destinada a mejorar la competitividad en el sector aéreo, no debe afectar la calidad del servicio ni el derecho de los pasajeros.
A pesar de los esfuerzos por parte de Flybondi de normalizar sus operaciones, como la reprogramación de 71 vuelos durante la semana de Navidad, los efectos de la falta de puntualidad y la incapacidad de la empresa para ofrecer soluciones inmediatas continúan afectando la experiencia de los turistas. En un país cuya economía depende en gran medida del turismo, especialmente durante la temporada de verano, estos problemas podrían tener un impacto negativo en las expectativas de los turistas y las decisiones de viaje.
Desde Flybondi, la empresa defendió sus acciones, argumentando que las reprogramaciones forman parte de un plan operativo presentado a la ANAC, y que las modificaciones en la programación fueron comunicadas con antelación a los pasajeros. Sin embargo, la situación sigue siendo fuente de frustración para quienes se ven afectados por los cambios de último momento.