Austria emergió como un destino turístico líder en términos de visitantes per cápita, destacándose por encima de muchos destinos más tradicionales como Francia, España e Italia.
Aunque Francia sigue siendo el país con más turistas en términos absolutos, atrayendo millones cada año, especialmente en eventos de gran magnitud como los Juegos Olímpicos, Austria encontró su nicho como un destino que combina su riqueza histórica y cultural con la naturaleza y los deportes de invierno.
Viena, la capital, junto con otras ciudades y pueblos austriacos, vio un notable aumento en la llegada de turistas, lo cual se refleja en las estadísticas de la Organización Mundial del Turismo. Con una tasa de 3,4 turistas por cada habitante, Austria supera significativamente a Francia, que tiene una tasa de 1,4 turistas por habitante.
Este fenómeno subraya la capacidad de Austria para atraer a los visitantes no solo con su oferta cultural, sino también con sus paisajes alpinos y actividades al aire libre, consolidándose como un destino ideal tanto para el turismo monumental como para los amantes de la naturaleza.