El acuerdo firmado entre el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, y el alcalde de la capital catalana, Jaume Collboni, sobre el aumento de la tasa turística para cruceristas de corta estancia en Barcelona refleja una estrategia para gestionar el creciente flujo de visitantes en la ciudad.
El incremento de esta tasa tiene como objetivo frenar la llegada masiva de turistas que solo permanecen por menos de 12 horas, los cuales, según Collboni, ejercen una presión considerable sobre los espacios públicos de Barcelona.
Aunque el monto exacto del aumento no fue revelado, la eliminación del límite actual de cuatro euros por crucerista marca un cambio significativo en la política fiscal turística. Esta medida se implementará dentro del próximo proyecto de presupuestos, en un contexto en el que se espera un aumento en el número de cruceristas, una tendencia que las autoridades consideran insostenible para la ciudad.
El acuerdo también abre la puerta a una revisión más amplia de la fiscalidad turística en Cataluña, lo que sugiere que se podrían ver más cambios en los próximos meses para equilibrar el impacto económico del turismo con la preservación del bienestar urbano y los recursos públicos.