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Boeing acentúa su mal momento con naves dañadas, salida de CEO y marcas

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La crisis que vive Boeing, el gigante aeroespacial segundo mayor fabricante de aviones comerciales del mundo, llegó a otro punto álgido con el anuncio del CEO director general, Dave Calhoun, de que abandonará su puesto a finales de año, el segundo director general que toma esa decisión desde que iniciaron los problemas del fabricante aeronáutico estadounidense con su avanzado modelo 737 MAX y que comenzaron a impactar en sus cuentas y ya lo están haciendo en la imagen de marca y en la confianza del público en la empresa.

Calhoun hizo el anuncio en un comunicado reportado por la agencia española de noticias EFE y que inició recordando el grave incidente que sufrió la compañía en los últimos meses, el desprendimiento en pleno vuelo de una puerta lateral de emergencia de un Boeing 737 MAX 9 de la aerolínea Alaska Airlines, pero no es el más grave que ha vivido la empresa con el modelo MAX que registró dos fatales accidentes en los que murieron 346 personas y cuyo origen estuvo en los que posteriormente se desvelaron como irregulares procesos de certificación y laxitud en algunas acciones tanto de los ingenieros de Boeing como de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos.

2018, año fatídico

La seria crisis que vive Boeing debido a sus problemas de control de calidad en la fabricación y que no habían sido revelados todavía en los procesos de revisión para su certificación salieron a la luz tras el fatal accidente sufrido el 29 de octubre de 2018, cuando el vuelo 610 de la aerolínea indonesia Lion Air se estrelló en el mar de Java poco después de despegar, causando la muerte de sus 189 ocupantes, siendo ratificados menos de seis meses después, el 10 de marzo de 2019, por otro fatal accidente registrado por el vuelo 302 de la compañía Ethiopian Airlines, en casi idénticas circunstancias, similares en el que también fallecieron todos los que viajaban en el avión, en este caso, las 157 personas.

Los dos accidentes provocaron progresivamente la puesta en tierra mundial de toda la flota de los aviones 737 MAX 8 y 9, prohibiendo la operación de sus vuelos primero por el organismo regulador de la aviación estadounidense FAA, su homólogo de la Unión Europea, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) y del resto de países.

Las investigaciones revelaron que la Administración Federal de la Aviación de Estados Unidos (FAA en inglés) había adoptado medidas favorables al fabricante en el proceso de certificación del Boeing 737 MAX-8.

Boeing también ignoró las advertencias de sus propios empleados sobre el sistema de vuelo del avión y ocultó información a FAA. El fabricante aceptó pagar una multa de 2.500 millones de dólares para evitar ser imputado por fraude.

En enero de 2020, en plena crisis de prestigio, el entonces presidente del consejo de administración de Boeing, David Calhoun, asumió el cargo de consejero delegado y presidente de la compañía en sustitución de Dennis Muilenburg.

Desprendimiento de una puerta

Tras algo más de tres años sin grandes incidentes, a principios de enero de 2024, una puerta lateral de un Boeing 737 MAX 9 de la aerolínea Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo, poco después del despegue del avión.

El incidente, que no causó heridos, inició una serie de nuevas investigaciones en las operaciones de Boeing.

FAA descubrió docenas de problemas de control de calidad, tanto en Boeing como en su proveedor Spirit AeroSystems, mientras que otro informe del Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSA) reveló que el panel que se desprendió del avión de Alaska Airlines no contaba con los pernos de sujeción.

El incidente de Alaska Airlines fue solo el inicio de un periodo especialmente negativo para la compañía, ya que en marzo de este año el número de incidentes de aviones de Boeing se multiplicaron.

Primero, un Boeing 777-200 perdió una rueda cuando despegaba del aeropuerto de San Francisco, causando graves daños a varios vehículos aparcados cerca de la pista de aterrizaje.

Unas 50 personas que viajaban en un 787 Dreamliner de la compañía Latam Airlines de Sydney a Auckland resultaron heridas cuando un «fallo técnico» hizo que el aparato se precipitara de forma repentina en el aire.

Y un Boeing 777 con 249 personas tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Los Ángeles después del reventón de uno de los neumáticos de su tren de aterrizaje.

Fuente: www.hosteltur.com