Investigadores de la Fundación Charles Darwin (FCD) analizan desde 2012 los efectos del turismo de buceo en la Reserva Marina de Galápagos (RMG), una de las quince más grandes del mundo y hogar de unas 3.700 especies, un 25 % de ellas endémicas.
La RMG, declarada patrimonio natural de la humanidad en 1978, enfrenta desafíos derivados de actividades humanas, como el contacto directo con corales y especies marinas, que pueden alterar el delicado equilibrio ecológico del área. Según Nicolás Moity, ecólogo marino senior de la FCD, aunque las autoridades del Parque Nacional Galápagos (PNG) gestionan eficazmente el turismo terrestre, el impacto submarino requiere más atención y regulación.
El PNG implementó códigos de conducta y protocolos de monitoreo para mitigar los impactos del turismo de buceo. Sin embargo, el levantamiento de datos históricos, talleres educativos y la colaboración con guías y operadores buscan fomentar buenas prácticas y mejorar la interacción de los visitantes con el entorno.
Tras identificar comportamientos inadecuados en los primeros estudios, las estrategias de educación y sensibilización mejoraron significativamente la conducta de turistas y guías. Nuevas investigaciones en 2025 pretenden afianzar estas iniciativas, garantizando que el turismo submarino sea sostenible y compatible con la conservación de este valioso ecosistema.