Desde el buque se vislumbra el faro rodeado de ruinas de un convento.
El sol desaparece sobre las aguas del Río de la Plata y pinceladas de la naturaleza trazan confusas tonalidades del crepúsculo. Las gaviotas revolotean sobre el muelle anunciando el amarre.
Al desembarcar, el barrio histórico de Colonia del Sacramento convoca a recorrer las calles adoquinadas entre edificios coloniales portugueses y españoles.
Esta maravilla del suroeste de Uruguay, frente a Buenos Aires, refleja la diversidad de su historia gracias a un sistema de museos de entrada única que permite visitar el del Azulejo, Portugués, Casa de Nacarello, Municipal Dr. Bautista Rebuffo, Archivo Histórico Regional, Indígena, Español, Paleontológico, entre otros.
“El 1 de enero de 1680 los portugueses arribaron a la desembocadura del Río de la Plata y el 20 ocuparon la Isla San Gabriel. Entre el 20 y el 28 ese mismo mes, Manuel Lobo fundó la Nova Colônia«, explica una de las guías.
«La construcción portuguesa de la primera mitad del siglo XVIII es con techo de cuatro aguas de madera y tejas. Las paredes internas son tabiques realizados en una estructura de madera rellena con trozos de tejas y adobe”, resalta.
Asimismo, sitios como la Basílica del Santísimo Sacramento, Calle de los Suspiros, Plaza Mayor, Portón del Campo y Muelle Viejo son patrimonio del primer asentamiento europeo en Uruguay.
Refugio de artistas y escritores, Colonia es musa e inspiración.
Arbustos de Santa Rita brotan de las paredes de piedra y las flores abrazan patios de ensueño.
Hospedaje con magnífica vista al río: Charco, San Pedro al 116.
Ubicación estratégica, estilo colonial, luminosidad, blancura, espacio, silencio y una atmósfera que representa un viaje en sí mismo.
Por María Celina Lundin
Periodista de la OMPT (Organización Mundial de Periodismo Turístico)