Desde el girocóptero de Jurgen Stein, el bosque tropical costarricense se despliega como una inmensa alfombra verde. En el corredor biológico Bosque de las Madres, la floresta parece una masa de brócoli densa y vibrante. “Aquí tenemos 11 zonas de vida y casi el 5% de la biodiversidad mundial”, comenta Stein mientras sobrevuela su reserva, Selva Bananito, ubicada al pie de la Cordillera de Talamanca.
Un santuario de biodiversidad convertido en atractivo turístico
Selva Bananito, que abarca 17 kilómetros cuadrados hasta la biosfera de la Amistad, fue inicialmente adquirida en los años 70 para actividades agrícolas y madereras. Sin embargo, Stein y sus hermanas la transformaron en una reserva biológica en 1994, preservando dos tercios del terreno. Hoy, este refugio es hogar de jaguares, osos hormigueros y más de 300 especies de aves.
Para financiar sus esfuerzos de conservación, la familia inauguró el Selva Bananito Lodge en 1995. Desde entonces, turistas de todo el mundo disfrutan de cabañas tradicionales, cabalgatas, tirolinas, y actividades más audaces como el rápel en cascadas o vuelos en girocóptero.
El turismo como pilar económico y ambiental
Desde la década de 1980, Costa Rica se posicionó como líder en turismo sostenible. Según el ministro de Turismo, William Rodríguez López, la estrategia fue apostar por su biodiversidad en lugar de competir con los destinos masivos del Caribe. Hoy, el país alberga el 6.5% de la biodiversidad global, y sus políticas de conservación, como el sistema de pagos por servicios ambientales, contribuyeron a reforestar un millón de hectáreas desde 1997.

El turismo sostenible representa el 8.2% del PIB costarricense y genera el 21.3% de los empleos directos e indirectos. En 2023, el país recibió 2.7 millones de visitantes, de los cuales 1.6 millones exploraron áreas protegidas.
Retos de la deforestación y el turismo masivo
A pesar del éxito, Stein y otros líderes del sector alertan sobre desafíos como la deforestación ilegal y el impacto del turismo masivo. Durante sus vuelos, Stein documentó la tala indiscriminada y calcula que los ingresos de la explotación forestal superan ampliamente los incentivos para la conservación.
Además, expertos como Glenn Jampol, fundador de la Red de Ecoturismo Global (GEN), critican la apertura al turismo de cruceros. En 2023, Costa Rica recibió 407 barcos y 350,000 visitantes, lo que genera preocupación por la contaminación y la fuga de ingresos. “El turismo masivo es venenoso para el eco-viajero. Necesitamos mejor turismo, no más turismo,” enfatiza Jampol.
Un modelo en búsqueda de equilibrio
El Instituto Costarricense de Turismo reconoce que el crecimiento desmedido es incompatible con la sostenibilidad. Por ello, se enfoca en atraer a turistas de alto poder adquisitivo que gastan un promedio de 1,746 dólares y permanecen 13 noches en el país. Sin embargo, líderes como Stein piden que una mayor parte de los ingresos turísticos se reinviertan en la conservación.
“Costa Rica es un ejemplo global de cómo el turismo y la naturaleza pueden coexistir, pero debemos protegerlo antes de que sea demasiado tarde», concluye Stein.