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Cuba registra cifras negativas en ocupación hotelera con apenas el 27%

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La inflación, los apagones energéticos, la crisis del combustible, los recortes y retrasos en la canasta básica hunden cada vez más a la alicaída economía cubana que no logra remontar en los últimos tres años con un sector privado pobre, sin el músculo del turismo y una menor inversión extranjera.

La situación, apunta Efe, en gran parte se agravó por la pandemia, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y los errores en la política económica y monetaria.

«El turismo internacional puede mejorar y significar más divisas, pero no es suficiente para sacar a la economía cubana del abismo», afirma Mauricio de Miranda, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia).

Hasta octubre, Cuba recibió 1,9 millones de turistas, lejos del objetivo gubernamental de 3,5 millones para 2023. Más aún los cerca de los 5 millones que logró tras el «deshielo» con EE. UU.

Cancún y Punta Cana son los grandes destinos del caribe frente a un sector turístico cubano muy vulnerable con infraestructuras degradadas y servicios deficientes (El turismo no regresa a Cuba y sus ocupaciones bajan del 30%)

La inversión extranjera tampoco despega, pese a que el Ejecutivo toque a la puerta de países aliados y empresas internacionales que ya operan en Cuba. La cartera de inversiones de 2023 es prácticamente idéntica a la del año pasado.

Algo de luz aporta el incipiente sector privado con la autorización desde 2021 de las pequeñas empresas, tras cinco décadas de prohibición.

Actualmente son más de 9.000, en su mayoría restaurantes y tiendas de alimentación. Se estima que aporten más de 1.000 millones de dólares de importaciones en todo 2023.

Tamarys Bahamonde, candidata a doctora en Políticas Públicas y Administración Pública en la Universidad de Delaware (EE.UU.), considera que el sector turístico de la isla es «muy vulnerable» por la competencia regional -las joyas de la corona en el Caribe son Cancún y Punta Cana- y las condiciones internas del país, con infraestructuras degradadas, servicios deficientes y acceso limitado a insumos.

Con una ocupación hotelera que en el primer semestre se situó en el 27 % apostar por el turismo es «muy arriesgado», asegura Bahamonde, que no entiende por qué se siguen construyendo grandes hoteles en el país.

Fuente: recorriendoconsalvador.com