En los últimos meses el viejo continente batió récords de temperaturas. Según meteorólogos los inviernos europeos son cada vez más suaves, secos y sin precipitaciones.
Estos datos no son para nada alentadores para los centros de esquí, cuyo sostén es la “nieve”. El tangible calentamiento global también es negativo para la fabricación artificial de nieve. En Italia, los operadores de teleféricos perdieron cerca del 40% de su facturación de temporada durante el periodo navideño debido a la falta del “oro blanco”.
Aunque algunos países intentan paliar la situación con subvenciones o desgravaciones fiscales, muchas estaciones de esquí de las zonas bajas podrían tener que cerrar en los próximos años, según vaticinan numerosos expertos.
Las mayores “potencias” del sector
En Europa hay cerca de 3.900 estaciones de esquí. Entre los países de la UE, la mayoría están en Alemania, Italia, Francia y Austria. Las más amenazadas son las situadas a menor altitud, ya que la línea de nieve, que marca la zona con manto de nieve permanente, se desplaza unos 150 metros hacia arriba con cada aumento de 1 grado centígrado.
Los datos de cientos de estaciones de los países alpinos entre 1971 y 2019 muestran que la capa de nieve retrocede cerca del 8,4% cada década entre noviembre y mayo.
En Austria, el número de días con cobertura de nieve completa ha disminuido en un promedio de 40 días desde 1961. El descenso es especialmente drástico en altitudes inferiores a 1.500 metros.
Según el estudio realizado por la Universidad de Innsbruck, la duración del manto de nieve natural disminuiría un 70% de aquí a 2100 a una altitud de 1.000 metros si el calentamiento no se limita a 2 grados centígrados.
Grave perjuicio económico
Si las estaciones de esquí no pueden contar con una abundante capa de nieve natural en invierno, la única opción es la nieve artificial, como la describe la Asociación Finlandesa de Estaciones de Esquí, sin la cual muchas estaciones de montaña no podrían sobrevivir ni siquiera hoy en día.
Sin embargo, la producción de nieve artificial es cara. Por otro lado, las estaciones de esquí tienen que hacer frente en los últimos meses a los muy elevados precios de la energía mientras aún no se han recuperado plenamente de los cierres provocados por la pandemia del COVID-19.
Esa combinación de factores negativos ha provocado un fuerte aumento de los precios en muchas estaciones de esquí.
Fuente: euroefe.euractiv.es