El turismo en Argentina, una de las industrias de más rápido crecimiento en el país, enfrenta un panorama complejo debido a la reciente apreciación del peso bajo la administración del presidente Javier Milei. Si bien en 2023 el país vivió un auge turístico gracias a los precios accesibles que atraían a extranjeros, el fortalecimiento de la moneda nacional revirtió esta tendencia, impactando tanto en el turismo receptivo como en el emisivo.
De acuerdo con datos de la agencia nacional de estadísticas, en los seis meses hasta noviembre de 2024, el número de turistas extranjeros que pasaron al menos una noche en el país disminuyó un 20,2% en comparación con el mismo período de 2023. Por otro lado, las salidas de argentinos al exterior aumentaron un 37,7%, reflejando un cambio en las preferencias de viaje impulsado por el encarecimiento de los costos locales.
El peso argentino y su efecto en la economía turística
El peso apreció más del 40% en términos reales frente a las monedas de los principales socios comerciales del país. Esta revalorización, combinada con una inflación de tres dígitos y el tipo de cambio oficial prácticamente estable, encareció notablemente los costos para los visitantes extranjeros. Según Amilcar Collante, economista de la Universidad Nacional de La Plata, “esta volatilidad económica es característica de Argentina, y el turismo es uno de los sectores más sensibles a estos cambios”.
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Las visitas de turistas latinoamericanos cayeron drásticamente, con Uruguay, Bolivia y Chile registrando descensos del 50,9%, 33,4% y 28,3%, respectivamente, en noviembre de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Sin embargo, las llegadas de europeos mostraron un leve crecimiento del 3,5%, lo que sugiere una variación en la percepción del valor turístico de Argentina entre diferentes mercados.
Turismo emisivo: un auge en busca de oportunidades en el exterior
Mientras tanto, el número de argentinos que viajan al exterior creció notablemente. Por ejemplo, las visitas de argentinos a Brasil aumentaron un 19,4% en noviembre, impulsadas por la depreciación del real brasileño. Además, el número de excursionistas argentinos a países vecinos se duplicó, destacando un cambio en los hábitos de consumo turístico.
Impacto en el sector y perspectivas a futuro
La ocupación hotelera en regiones clave como Cuyo, famosa por su producción vitivinícola, sufrió una caída del 22,6% en octubre de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Brenda Buchanan, gerente general de Villa Vicuña, afirmó que, aunque las reservas de enero en Cafayate sugieren una ocupación inferior al 85% del año pasado, esperan llegar al 70% gracias a reservas de último momento.
“Buscamos atraer turistas que valoren lo que Argentina realmente ofrece, más allá de ser un destino barato como lo fue el año pasado”, destacó Buchanan.
Presión sobre la balanza turística y el desafío para el país
El déficit turístico, es decir, la brecha entre el gasto de turistas extranjeros en Argentina y el de argentinos en el exterior, superó los 3.000 millones de dólares en 2024, según la Fundación Mediterránea. Este desbalance podría aumentar en 2025, poniendo mayor presión sobre las reservas internacionales del Banco Central.
El turismo sigue siendo una actividad crucial para la economía argentina, representando el 8,8% del PIB en 2023. Sin embargo, el desafío actual radica en mantener la competitividad y sostenibilidad del sector en un entorno económico que exige estabilidad. A largo plazo, el país busca reposicionarse como un destino de calidad, capaz de atraer visitantes dispuestos a invertir en experiencias auténticas y exclusivas.