Un tercio de los turismos y vehículos comerciales que se venden en Europa y España ya están preparados para la conducción autónoma casi total. Así lo revela el tercer Barómetro del Vehículo Conectado y Autónomo elaborado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). Sin embargo, estas capacidades tecnológicas aún no pueden aprovecharse plenamente debido a la falta de un marco regulatorio que permita su implementación en las carreteras españolas.
Tecnología que avanza más rápido que la legislación
Durante la presentación del informe, José López-Tafall, director general de Anfac, destacó el desajuste entre el desarrollo tecnológico y la legislación vigente: “El vehículo autónomo y conectado es una oportunidad de gran valor para España y estamos a un solo paso de aprovechar todo su potencial. Otros países como Estados Unidos, Francia, Alemania o Reino Unido ya cuentan con un marco normativo que permite la conducción autónoma hasta SAE 4”, dijo.
El barómetro analiza anualmente los avances en la conectividad y autonomía de los vehículos, clasificando los niveles de automatización según el estándar SAE (Society of Automotive Engineers), que va desde el nivel 0 (sin automatización) hasta el 5 (automatización total).
Actualmente, la mayoría de los vehículos en las carreteras españolas ofrecen un nivel SAE 2 (81% de los modelos), que incluye sistemas de asistencia como el frenado de emergencia avanzado y el mantenimiento de carril. En el caso del SAE 3, disponible en una minoría de modelos, el conductor puede delegar el control total del vehículo al sistema automatizado en ciertas situaciones, aunque sigue siendo responsable de la seguridad.
La importancia del marco regulatorio
Desde Anfac, reconocen que la Dirección General de Tráfico (DGT) está trabajando en un marco normativo para regular estos avances tecnológicos. Este nuevo reglamento, que podría entrar en vigor a principios de 2025, fue calificado como «facilitador» por López-Tafall: “Es un texto amplio que deja tres o cuatro conceptos claros y permite el desarrollo tecnológico. Es una normativa fundamental para alinear la legislación con las capacidades actuales de los vehículos”.
España frente a otros países
Mientras España avanza en la creación de esta regulación, otros países ya implementaron normativas que permiten el uso de vehículos autónomos con niveles más altos de automatización (SAE 4), donde el conductor no necesita tomar el control en muchas situaciones. Esto pone de manifiesto la necesidad de que España acelere el proceso para no quedar rezagada en la adopción de esta tecnología, que podría tener un impacto positivo en la seguridad vial, la movilidad sostenible y la competitividad del sector automotriz nacional.
Una oportunidad para el futuro
El desarrollo de un marco normativo para la conducción autónoma representa una oportunidad única para España. No solo podría facilitar la implementación de tecnologías avanzadas en el sector automotriz, sino también posicionar al país como un referente en innovación y movilidad conectada. Con la entrada en vigor de esta normativa en 2025, el vehículo autónomo podría comenzar a ser una realidad tangible en las carreteras españolas, marcando un nuevo capítulo en la historia de la automoción.