La Unión Europea endurece su política migratoria ante lo que considera una amenaza híbrida procedente de Rusia y Bielorrusia. El miércoles, la Comisión Europea dio luz verde a Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania para restringir las solicitudes de asilo de personas que lleguen desde esos dos países. La medida, argumentada en nombre de la seguridad nacional, pone en entredicho el cumplimiento de las convenciones internacionales de protección a los refugiados.
Según Henna Virkkunen, vicepresidenta de la Comisión Europea, estas restricciones buscan responder a tácticas de desestabilización promovidas por Moscú y Minsk, que utilizan a los migrantes como herramientas de presión. Desde 2021, Bielorrusia ha facilitado el paso de personas desde Oriente Medio hacia las fronteras de Polonia y los países bálticos, mientras que Rusia ha intensificado estrategias similares con Finlandia desde finales de 2023.
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Una excepción que parece permanente
Aunque Virkkunen aseguró que esta decisión debería ser “excepcional, temporal y proporcionada”, no se estableció una fecha límite para su aplicación. En consecuencia, miles de personas podrían ver negado su derecho a solicitar asilo de manera indefinida. La normativa permite a los cinco países mencionados ignorar principios de la Convención de Ginebra y regulaciones europeas, aunque Bruselas insistió en que el principio de no devolución sigue vigente.
El argumento de la seguridad nacional fue reforzado por Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien afirmó que es esencial evitar que regímenes autoritarios manipulen las políticas de asilo europeas. Sin embargo, esta decisión podría sentar un precedente para que otros países adopten medidas similares. Por ejemplo, España podría restringir solicitudes de asilo alegando presiones migratorias desde Marruecos, o Grecia con Turquía.
Fondos y vigilancia reforzada
La Comisión también asignó 170 millones de euros para fortalecer el control fronterizo. Estos fondos se destinarán a equipos de vigilancia, unidades móviles de detección policial y tecnología para contrarrestar drones. Además, se dotará de mejores recursos a los guardafronteras.
En Finlandia, la frontera con Rusia, de más de 1.200 kilómetros, lleva cerrada meses por un “aumento inusual” en la llegada de migrantes, considerado por Helsinki como un “ataque híbrido”. Esta medida, respaldada por la Comisión Europea, refleja una tendencia preocupante en la que el derecho de asilo se enfrenta cada vez más a barreras políticas y de seguridad.