Formentera propone un viaje sensorial a través de sus faros, tres estructuras emblemáticas que cuentan la historia de una isla profundamente ligada al Mediterráneo. Cada faro funciona como un mirador privilegiado y como un testimonio del vínculo histórico con el mar.
El recorrido comienza en el Faro de La Savina, ubicado en la entrada del puerto y construido en 1926. Aunque su interior no está abierto al público, su entorno ofrece uno de los paseos más encantadores de la isla, con vistas únicas a Ibiza y al mítico islote de Es Vedrà al atardecer.

La ruta continúa en el Faro de la Mola, un ícono natural y cultural situado sobre un acantilado a 120 metros de altura. Inaugurado en 1861, conserva su óptica original y alberga un centro de interpretación tras su restauración en 2019. Este faro es también un hito literario: inspiró a Julio Verne, quien lo imaginó como un punto desde donde “medir el mundo”.
El viaje culmina en el Faro de Cap de Barbaria, el más meridional de Baleares y uno de los paisajes más fotografiados del Mediterráneo. Su entorno semidesértico, la Cova Foradada y la cercana Torre Des Garroveret conforman una postal única, inmortalizada además por el cine en “Lucía y el sexo”.
Formentera redefine la experiencia de la luz en cada punto del recorrido y convierte esta ruta en un paseo imprescindible para quienes buscan naturaleza, cultura y una conexión profunda con el paisaje.


