Guatemala consolidó su propuesta de turismo de bienestar a partir de la integración entre paisajes naturales, tradiciones ancestrales y experiencias culturales vinculadas al entorno. Volcanes, selvas, lagos y tierras altas se convirtieron en escenarios para programas orientados al descanso, la espiritualidad y el bienestar integral.
La herencia maya ocupa un lugar central en esta estrategia, con prácticas restaurativas que incluyen ceremonias tradicionales, medicina herbolaria y actividades espirituales desarrolladas en comunidades y centros especializados. Estas propuestas se presentan como alternativas a los modelos convencionales de retiro, priorizando la autenticidad cultural.

Centros de bienestar y retiro incorporaron rituales como el temazcal, meditaciones guiadas y talleres de medicina tradicional, integrados a estancias de aprendizaje cultural. Las experiencias se desarrollan en espacios naturales cuidadosamente gestionados, respetando los lineamientos espirituales y comunitarios.
En paralelo, la costa del Pacífico se posiciona como un polo de bienestar activo, combinando surf, yoga, meditación y actividades físicas frente al mar. La diversidad de propuestas refuerza el atractivo de Guatemala como destino de bienestar holístico, orientado a viajeros que buscan experiencias transformadoras y estancias prolongadas.


