Honduras, un destino que sorprende y conquista: nuestra experiencia en tierras «catrachas»

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Conocer Honduras fue, sin dudas, una experiencia transformadora. Desde Tres60.travel tuvimos el privilegio de participar en una nueva edición del Centroamérica Travel Market  celebrada en San Pedro Sula, una ciudad que late con energía y que refleja el resurgir turístico de todo un país que apuesta fuerte por mostrarse al mundo.

El Pre tour: Cortés – Copan.

Antes del evento, formamos parte de un pre-tour que nos llevó a recorrer el Lago de Yojoa, en el departamento de Cortés, una joya natural que parece suspendida en el tiempo. Entre montañas, aguas tranquilas y un clima templado, el visitante encuentra un refugio ideal para desconectarse y redescubrir la naturaleza. Las actividades náuticas, el senderismo, la observación de aves y los paisajes que se funden con la bruma matinal convierten al Lago de Yojoa en un destino imprescindible para los amantes del ecoturismo.

Otro de los tesoros naturales que visitamos fueron las Cataratas Pulhapanzak, un espectáculo de agua que cae entre rocas y vegetación exuberante. La fuerza del agua, el sonido envolvente y el entorno selvático crean un escenario perfecto para los aventureros y amantes de la fotografía. Este lugar nos permitió reconectar con la naturaleza en su máxima expresión y descubrir otro de los rincones menos conocidos, pero absolutamente fascinantes, que Honduras guarda para sus visitantes.

De allí, continuamos nuestro recorrido hacia las Ruinas de Copán, uno de los sitios arqueológicos más fascinantes del mundo maya. Caminar entre sus templos, estelas y escalinatas jeroglíficas es viajar al pasado, a una civilización que dejó huellas imborrables en la historia de América. Copán no solo deslumbra por su valor arqueológico, sino también por la calidez de su gente, por esa hospitalidad genuina que hace sentir al viajero como en casa.

Gastronomia de primer nivel

La gastronomía hondureña fue otro de los grandes descubrimientos del viaje. El pollo al loroco, con su sabor intenso y sus raíces tradicionales, se convirtió en un símbolo de identidad culinaria que resume lo mejor de la cocina local: ingredientes frescos, recetas con historia y un amor profundo por la tierra.

Pero quizás el aspecto más relevante de nuestra experiencia —y el que merece una mención especial— fue el sentimiento de seguridad que acompañó todo el recorrido. Honduras, a menudo etiquetada injustamente por su pasado, nos mostró una realidad distinta: un país que trabaja por recibir al turista, que cuida sus destinos y que ofrece experiencias seguras y auténticas. Como periodistas de turismo, consideramos importante derribar prejuicios y contar lo que vimos y sentimos de primera mano: Honduras es un país que se puede y se debe visitar.

Regresamos con imágenes imborrables, con la certeza de que Honduras tiene todo para consolidarse como uno de los grandes destinos turísticos de Centroamérica: naturaleza, cultura, historia, gastronomía y, sobre todo, su gente.