Odyssey, un crucero residencial «asequible» que estaba planeado para dar la vuelta al mundo en tres años, registró desperfectos que de manera lamentable retrasaron considerablemente los tiempos de navegación.
El viaje, que debía comenzar en mayo, se vio retrasado debido a problemas técnicos relacionados con los timones y la caja de cambios, lo que dejó al barco varado en Belfast, Irlanda del Norte, durante tres meses. Lo más insólito de esta situación es que, aunque los pasajeros pueden disfrutar de las instalaciones del crucero durante el día, deben pasar la noche en hoteles locales, lo que causó incomodidad y una prolongada espera.
El barco, diseñado para ofrecer una experiencia de vida y trabajo remoto en altamar, cuenta con una variedad de comodidades como restaurantes, bares, spa, gimnasio y una biblioteca, distribuidas en sus ocho cubiertas. Tiene capacidad para 927 pasajeros, quienes, en lugar de seguir el itinerario previsto por destinos exóticos como las Maldivas, Madagascar y las islas griegas, permanecen en la ciudad portuaria de Belfast.
Mike Petterson, director ejecutivo de Villa Vie Residences, la compañía propietaria del Odyssey, aseguró que, a pesar de los retrasos, la visión de un crucero residencial asequible sigue adelante, y que los problemas técnicos están siendo solucionados. Sin embargo, los pasajeros tuvieron que adaptarse a su estancia prolongada en tierra firme, enfrentando condiciones climáticas muy distintas a las que esperaban.