La Costa Azul limita la llegada de cruceros para proteger su entorno y calidad de vida

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La Riviera francesa ha decidido poner límites al turismo de cruceros. Las autoridades han confirmado nuevas restricciones que afectarán a tres de sus principales puertos —Cannes, Niza y Villefranche-sur-Mer— con el objetivo de controlar la masificación turística y reducir el impacto ambiental asociado a esta actividad.

Tras meses de desacuerdos entre administraciones locales y escenas tan inusuales como la del alcalde de Niza increpando a un crucero desde una barca, finalmente el prefecto regional de Alpes Marítimos ha establecido un marco regulador común para la gestión de escalas en estos puertos del Mediterráneo occidental.

Topes diarios y mensuales para las escalas

El nuevo reglamento impone límites estrictos a los cruceros que deseen hacer escala en la región:

  • Tope de 3.000 pasajeros por puerto y por escala.
  • La media anual de pasajeros no podrá superar los 2.000 por puerto.
  • Solo se permitirá una escala diaria de buques con más de 1.300 pasajeros por puerto.
  • Durante los meses de julio y agosto, se restringirá el número de escalas a 15 buques al mes.

Estas medidas no afectarán a las escalas en muelle, pero sí a las operaciones de fondeo, que han sido frecuentes en bahías como las de Cannes (con 175 buques en 2024) y Villefranche (con 103).

Criterios ambientales: cancelaciones por contaminación

El plan también contempla restricciones en función de la calidad del aire. Se han establecido dos niveles de alerta:

  • Nivel 1: obliga a los barcos a reducir sus emisiones desde tres millas náuticas antes de acercarse a la costa.
  • Nivel 2: en caso de contaminación elevada, podrán cancelarse escalas programadas.

Una medida en línea con otras ciudades europeas

Con esta decisión, la Costa Azul se suma a la tendencia de otros destinos turísticos europeos como Barcelona o Ámsterdam, que también han adoptado restricciones para controlar el flujo de cruceristas y mitigar los efectos del turismo masivo.

Las autoridades locales buscan así preservar la calidad de vida de los residentes, evitar la saturación del espacio público y garantizar un desarrollo turístico más equilibrado y sostenible.