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Las Bahamas: un destino turístico sostenible

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Turismo y sostenibilidad van de la mano en el destino caribeño, donde la preservación del medio ambiente es tan cautivadora como sus paisajes naturales.

En Las Bahamas, la sostenibilidad no es una tendencia ni una moda. El compromiso con la conservación y la biodiversidad está profundamente arraigado en el ADN del país caribeño. El archipiélago ha desarrollado un enfoque que también abarca el desarrollo económico responsable. Las Bahamas se enorgullece de ser líder en este campo, defendiendo los “Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas” para promover la prosperidad global al tiempo que se protege al planeta.

El compromiso con el medio ambiente se manifiesta en múltiples dimensiones, desde la protección de los ecosistemas marinos hasta la conservación de las especies. Es más, el 80% de la masa terrestre de Las Bahamas está a menos de 1,5 metros sobre el nivel del mar, lo que la hace especialmente vulnerable al cambio climático. Con kilómetros de costa virgen, cientos de especies marinas, plantas exuberantes y flores de los más variados colores, los impresionantes recursos naturales de Las Bahamas crean un paisaje de una belleza natural como en ningún otro lugar del mundo. Y esto hace que la conservación y la sostenibilidad sean aún más importantes.

Andros, por ejemplo, se destaca por su arrecife de coral de 225 kilómetros de largo, uno de los mayores del mundo, así como 5.665 hectáreas de hábitat marino protegido y zonas de reproducción al oeste de la isla.

La recuperación y mantenimiento de especies también atrae la atención. Tal es el caso de los flamencos del Caribe, que han pasado de apenas 5.000 ejemplares en la década de 1950 a prosperar hasta tal punto que se han convertido en el Ave Nacional de Las Bahamas. Esto demuestra el éxito de estas iniciativas, que a menudo incluyen casos focalizados en las consecuencias de los fenómenos climáticos, como el de los 17 delfines rescatados después de que el huracán Katrina destruyera su acuario en el estado norteamericano de Mississippi. Fueron reubicados sanos y salvos en el Dolphin Cay del Atlantis, en Paradise Island.

Los resorts y las fundaciones locales desempeñan un papel clave con iniciativas ecológicas para ayudar a proteger y preservar el medio ambiente. Por ejemplo, la Atlantis Blue Project Foundation (organización privada sin ánimo de lucro), mantiene su compromiso con la protección y preservación a través de la investigación científica, la educación y las iniciativas comunitarias. En asociación con el Bahamas National Trust y The Nature Conservancy, la fundación ha contribuido a establecer 6.070 hectáreas de zonas marinas protegidas en el lado oeste de la isla de Andros. Los corales cultivados en los viveros de Atlantis ayudaron incluso a repoblar los arrecifes afectados por el huracán Matthew.

La Fundación Baha Mar, por su parte, dirige iniciativas de conservación sostenible, celebra las auténticas tradiciones y artes bahameñas y trabaja para fortalecer la comunidad mediante mejoras en la educación. Una de sus iniciativas de sostenibilidad, el Santuario, permite a huéspedes y visitantes participar en actividades prácticas, como encuentros seguros con animales y alimentarlos, en un entorno divertido y educativo. En el Centro de Conservación, los visitantes aprenden sobre los retos medioambientales a los que se enfrentan Las Bahamas, además de explorar posibles soluciones a preocupaciones medioambientales comunes.

La Fundación Sandals, por su parte, se esfuerza por proteger el ecosistema de Nassau empoderando a los huéspedes, las comunidades y los miembros del equipo de Sandals Resorts para que adopten prácticas de conservación. La organización filantrópica ayudó a desarrollar el primer plan de estudios de ciencias medioambientales de la isla para las escuelas primarias y se asoció con organizaciones como el Bahamas National Trust para proteger las pesquerías de conchas y los parques nacionales que contribuyen a la protección costera. A través de su continua participación en la mitigación de especies invasoras, la conservación de tortugas marinas y la restauración de corales, la fundación mantiene su compromiso de garantizar que las aguas caribeñas sigan siendo vibrantes con generaciones de guardianes que lideren la causa.

Comprometido con la preservación y regeneración del medio ambiente a través de prácticas operativas sostenibles y con su programa de actividades, The Ocean Club, A Four Seasons Resort invita a los huéspedes a explorar opciones ecológicas como el uso de la bicicleta y los menús veganos/vegetarianos. El personal lleva a cabo limpiezas de playa trimestrales, y el resort apoya a organizaciones como el Bahamas National Trust.

Por último, Rosewood Baha Mar, a través de su iniciativa de marca Rosewood Sustains, mantiene el compromiso de ofrecer experiencias memorables con un impacto positivo en el medio ambiente y el clima. Entre sus esfuerzos está la protección de los arrecifes de coral de Las Bahamas, ofreciendo a los huéspedes la oportunidad de compensar su huella de carbono durante el viaje.

Al igual que los mencionados Dolphin Cay y Sanctuary, otras experiencias turísticas de este tipo permiten a los visitantes no sólo apreciar, sino comprender y participar activamente en la conservación del medio ambiente, transformando el turismo en una herramienta de concientización y protección ecológicas. Es el caso de Bonefish Pond, The Retreat Garden, Primeval Forest, Clifton Heritage Park y Ardastra Gardens & Wildlife Conservation Centre.

Las Bahamas se revelan como un destino donde el turismo, la sostenibilidad y la conservación se entrelazan de forma armoniosa e inspiradora. Esto hace que el viaje sea aún más significativo y memorable.

El archipiélago encaja perfectamente con el concepto de “Barefoot Luxury”, al ofrecer una experiencia en la que el lujo no es ostentoso y exagerado; es elegante, discreto y en armonía con la naturaleza. Los visitantes pueden disfrutar de un bello y envolvente entorno natural en sus islas, combinado con servicios de máxima calidad en un ambiente tranquilo y relajante. Y a menudo tienen una política de «descalzarse» (de ahí el concepto barefoot), que permite una conexión directa con la naturaleza.