Metz, la capital de la histórica región de Lorraine, se alza como un destino turístico imprescindible en Francia. Su imponente Catedral de Saint Etienne, una obra maestra del gótico que tardó 300 años en completarse, atrae a casi un millón de visitantes al año con sus deslumbrantes vitrales que dan vida al espectáculo de “La linterna de Dios”. La estructura, construida con piedra Jaumont de tonos dorados, también es conocida por sus contribuciones artísticas, que incluyen obras de Marc Chagall y otros renombrados artistas.
Más allá de la catedral, Metz ofrece una experiencia cultural única. Desde el modernísimo Centro Pompidou-Metz, con su audaz diseño arquitectónico, hasta su centenaria estación de trenes, cada rincón de la ciudad cuenta una historia. El Marché Couvert, un mercado vibrante, es el lugar ideal para degustar delicias locales como la quiche Lorraine y la emblemática tarta de Mirabelle.
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Para quienes disponen de más tiempo, los jardines temáticos, el Museo de la Cour d’Or, y las reliquias romanas como Saint Pierre aux Nonnains destacan entre las muchas razones para explorar esta ciudad verde, a solo 85 minutos de París en tren de alta velocidad.
Metz combina lo medieval y lo moderno en perfecta armonía, invitando a los viajeros a descubrir su historia y su magia en cada calle, edificio y tradición.