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Para evitar la saturación, Baleares pone los primeros límites al turismo

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Por Joan Lluís Ferrer

Baleares es uno de los destinos más populares de España y Europa en verano. Tanto, que este reducido territorio se ve colapsado cada año y los residentes denuncian cada vez más una sensación de saturación y asfixia en su vida cotidiana que va en contra de la calidad de vida. Ahora, las autoridades han empezado a implantar medidas concretas para limitar el crecimiento de esta industria. Fijar un tope al número de coches que entran en las islas, regular la cantidad de cruceros e incluso reducir el número de plazas hoteleras son las tres principales medidas en marcha.

Los recursos naturales de Mallorca, Ibiza, Formentera y Menorca son limitados, pero el impacto del turismo hace que se agoten cada vez más rápidamente. Los ecologistas de entidades como el GOB, Terraferida o Amics de la Terra, algunas de las entidades más activas en las islas, llevan años pidiendo límites al crecimiento. Ahora, incluso algunos empresarios del sector también lo apoyan.

El Parlamento de las islas ha dado luz verde a una ley pionera en todo el Estado que buscan eliminar una parte de las 625.000 plazas hoteleras que actualmente existen en las islas. Se trata de suprimir un máximo de 40.000, fundamentalmente las de pequeños hoteles obsoletos, de baja categoría. Baleares tiene actualmente 1,2 millones de residentes, lo que supone que hay una plaza hotelera por cada dos habitantes.

El Govern que preside la socialista Francina Armengol quiere reducir la saturación de la industria, al considerar que las islas “ya no pueden crecer en cantidad”.

El conseller de Model Econòmic, Iago Negueruela, ha proclamado: “Unas pequeñas islas en medio del Mediterráneo han alzado la voz sobre cómo debe ser el modelo turístico”.

La huella ecológica del turismo es cada vez más grande, sobre todo desde que se han popularizado los pisos turísticos. El alquiler de viviendas residenciales a turistas es otra fuente de polémica en las islas, pues permiten alojar a un cupo de veraneantes añadido al que ya se aloja en hoteles.

En islas como Mallorca se ha optado por regular el alquiler de viviendas en pisos a turistas, pero en otras, como Ibiza, se ha decidido prohibirlo directamente. Esta última isla tiene un gran déficit de vivienda, que se agrava con su alquiler a veraneantes, opción ésta muy tentadora para muchos propietarios, que pueden cobrar más dinero a un turista en cuatro meses que a un residente todo el año.

En Palma se permitirán solo tres cruceros al día 

Tampoco podrán llegar ya todos los cruceros que quieran hacerlo. El puerto de Palma (los otros, de momento, no han regulado nada) ha decidido limitar el número de estos buques que pueden atracar. Solo podrán llegar un máximo de tres al día, de los cuales solo uno podrá superar los 5.000 pasajeros.

Los cruceros han sido objeto de protestas en Mallorca por el impacto que presentan por sus emisiones contaminantes a la atmósfera y por los vertidos de aguas residuales, además del gran consumo de agua potable que requiere cada uno de ellos. Pero, una vez más, el desembarco repentino de miles de personas en la ciudad de Palma desde estos gigantescos buques crea una sensación de agobio entre los residentes. De hecho, todos los implicados, incluyendo los empresarios, han llegado a este acuerdo para limitar los cruceros en el puerto de Palma.

Y, finalmente, los coches. Baleares recibe una verdadera invasión de coches, sobre todo de alquiler, durante los meses de verano, que colapsan las carreteras y los espacios naturales, sobre todo playas y calas. Formentera fue la primera isla que hace cuatro años implantó un número máximo de coches y motos cada verano: 10.956 en total, para una isla que tiene menos de 12.000 habitantes fijos.

Ahora, Ibiza y Menorca quieren seguir sus pasos y ya se han realizado las primeras reuniones entre alcaldes y Consells para implantar la medida en estas otras dos islas. Ibiza tiene más de un coche por habitante, lo cual es “algo insostenible”, según el presidente del Consell, Vicent Marí (PP). Alcaldes de las dos principales fuerzas políticas insulares, PP y PSOE, están de acuerdo en poner un ‘numerus clausus’ en verano.

Casi todas estas medidas son bien vistas por los empresarios insulares, que a menudo se ven afectados por la competencia de las grandes multinacionales (de rent-a-car, en este caso) que llegan desde países extranjeros y no dejan ningún beneficio en las islas.

Fuente:informacion.es/