Por Mary de Aquino
Zona de transición entre la Mata Atlántica y el Cerrado, el Parque Estatal de Ibitipoca, ubicado en el municipio de Lima Duarte, Minas Gerais, atrae a científicos y turistas de todo Brasil. Es el segundo parque más visitado del estado, solo superado por el Parque Nacional de Itatiaia. Conocido por su biodiversidad única y la concentración de atractivos en un área relativamente pequeña, el parque se ha convertido en un punto de encuentro para investigadores, biólogos y turistas en busca de belleza natural y aventuras.
Como área de transición entre los biomas de la Mata Atlántica y el Cerrado, Ibitipoca se destaca por su rica diversidad de flora y fauna. Más de 300 especies de líquenes han sido catalogadas, además de orquídeas, bromelias y árboles como los candeais. Entre los animales, destacan el puma, el lobo de crin y especies de anfibios endémicos, reforzando la importancia de la conservación local.
El parque ofrece tres circuitos turísticos principales: Janela do Céu, un recorrido de 16 kilómetros con vistas panorámicas; Caminho das Águas, centrado en cascadas; y el Circuito do Pico, que incluye las ruinas de la antigua capilla del Monte Jesús. Este último es testimonio de la interacción histórica entre la naturaleza y los rayos que frecuentemente caen en la región, un fenómeno que inspiró el nombre «Ibitipoca», derivado del tupí, que significa «lugar alto que estalla».
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Además de su riqueza natural, el parque desempeña un papel importante en la economía local, siendo el turismo la principal fuente de ingresos para la comunidad. Alrededor del 33% de los visitantes provienen del estado de Río de Janeiro, seguidos por turistas de São Paulo y Minas Gerais. Las visitas están reguladas por un plan de manejo en implementación, con límites de visitantes en áreas como Janela do Céu.
Actualmente bajo la gestión conjunta de Parque Tour y el IRF, el Parque Estatal de Ibitipoca reafirma su compromiso con la preservación y el desarrollo sostenible de la región, destacándose como uno de los principales destinos ecológicos y culturales de Brasil.
Créditos: IGR Serras de Ibitipoca – Marcio Lucinda
