Praga, uno de los destinos turísticos más populares de Europa, decidió prohibir los recorridos organizados de bares por la noche a partir de noviembre, en un intento por frenar el «turismo alcohólico» que ha causado molestias a los residentes y dañado la imagen de la ciudad. La medida se tomó luego de años de quejas por el ruido, la basura y los comportamientos conflictivos en el distrito histórico, debido a grupos de visitantes que, atraídos por el bajo costo del alcohol, recorren los bares de manera descontrolada.
Adam Zabranský, miembro del Consejo municipal y autor de la propuesta, explicó que la intención no es prohibir el consumo de alcohol en Praga, una ciudad famosa por su cerveza, sino combatir el turismo de bajo costo asociado al consumo excesivo. «No queremos apoyar el turismo alcohólico barato que sigue siendo común en Praga», señaló Zabranský.
La prohibición será aplicada entre las 10 p.m y las 6 a.m., y los organizadores de estos recorridos se enfrentarán a multas de hasta 100.000 coronas (aproximadamente 4.300 dólares) si violan la normativa.
Esta drástica medida llega después del fracaso de intentos previos para controlar el impacto del turismo nocturno, como la designación en 2019 de un «alcalde nocturno», cuya tarea era mitigar los problemas causados por la vida nocturna.
Zabranský también señaló que los bares participantes en estos recorridos se benefician económicamente sin asumir la responsabilidad por las consecuencias que enfrentan los vecinos de las áreas afectadas. Esta nueva política se enmarca dentro de una estrategia a largo plazo para atraer un turismo más cultural y prolongar la estancia de los visitantes, alejándose de la imagen de Praga como destino de fin de semana basado en el alcohol.