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Turismo de brujería en Trasmoz, el último pueblo maldito y excomulgado de España

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En un mercado del turismo globalizado, cada territorio trata de buscar y explotar aquella singularidad que lo hace único y más cuando la despoblación acecha. En Trasmoz, confiesan que ellos lo tienen fácil: “Tenemos algo diferente que enseñar, las brujas, Bécquer, el hecho de ser el único pueblo maldito de excomulgado de España”, asegura el alcalde, Jesús Andía.

Trasmoz tiene un encanto especial, una personalidad mágica que viene marcada también por su ubicación, acostado en el regazo del Moncayo, la montaña sagrada de los Celtíberos.

«Una bendita maldición»

Su historia se desmarca del resto de municipios de la comarca. Se levantaba como una isla alrededor de los dominios del Monasterio de Veruela, lo que no dejó de provocar conflictos e inquinas con el cenobio.

Hasta tal punto que, en 1250, el Monasterio se atrevió a excomulgar al pueblo. No contentos con aquello, en 1511, el abad de Veruela congregó a los monjes en la iglesia abacial, tapó la cruz con un paño negro e invocó el ritual dejando a Trasmoz maldito.

Todo un castigo al pueblo que, hoy en día, se han convertido en una bendición para el turismo, “no dejamos de sorprendernos de la gente que viene”, reconoce Andía a quién visitamos en Sábado Santo, con el pueblo de bote en bote. No es algo excepcional, en julio se realiza la Feria de la Brujería que llega a multiplicar por 100 la población. En tiempos de pandemia, han tenido que cancelar las rutas turísticas por miedo al colapso.

Así que nadie se plantea pedir al Papa que levante el castigo, “cuando eres único en algo, por qué vas a cambiarlo, es una bendita maldición”, aseguran en el pueblo.

La Feria de la Brujería que llega a multiplicar por 100 la población de Trasmoz

«Los turistas buscan brujas»

En Trasmoz nunca han dejado de tejerse leyendas en torno a historias de brujería. El castillo del pueblo tuvo mucho que ver. Se cuenta que allí se acuñaba moneda falsa, por lo que se hizo correr la voz de que estaba habitado por hechiceras, alejando así de él a cualquier curioso.

Las leyendas se basaron en algo real, la presencia de mujeres en el pueblo que eran capaces de sanar, “las brujas eran mujeres incomprendidas que tenían una sabiduría por el conocimiento de las plantas medicinales. El Moncayo es la mayor botica de la Cuenca Mediterránea, con 3.000 variedades”, afirma Lola Ruiz, guía del castillo y bruja declarada. Lo tiene muy claro, “los turistas vienen a Trasmoz buscando brujas”.

Las brujas de Bécquer

Brujas como la Tía Casca, con cuya historia se tropezó Gustavo Adolfo Bécquer cuando llegó a Trasmoz en uno de sus paseos desde el Monasterio de Veruela. “Tendrá usted que rodear el precipicio donde anda penando el alma de la maldita bruja que, después de dejar el cuerpo, ni Dios ni el diablo han querido para suya», contó un pastor al sorprendido poeta.

Historias de un mundo rural lleno de supersticiones que acabó fascinando al genio del Romanticismo. Sus pasos por la comarca están hoy convertidos en rutas literarias que tratan de reencontrarse con la esencia del universo becqueriano, “un sábado o un domingo por la mañana puede haber hasta 250 personas haciendo la ruta a la vez”, calcula el alcalde.

Y una cosa lleva a la otra y el pueblo va afianzando su economía alrededor del turismo. Se han habilitado aparcamientos, se está construyendo una zona de autocaravanas, el restaurante tiene nuevo gestor y el Ayuntamiento está a punto de reabrir el castillo, que ha vuelto a manos municipales después de que en los 60 lo comprase el inventor de la fregona, Manuel Jalón. Turismo de brujería que, por arte de magia, sigue multiplicando las visitas al único pueblo maldito y excomulgado de España.

Trasmoz es uno de los ejemplos de gestión del patrimonio inmaterial con fines de promoción turística que conoceremos en el encuentro de la SER La España Vaciada. Una cita que, gracias al impulso de Feníe Energía, volverá el próximo 30 de abril, al mismo escenario en el que comenzó la leyenda de la maldición de Trasmoz, en el Monasterio de Veruela.

fuente: cadenaser.com,Eva Sanchez Ballesteros