Un reciente estudio de la Universidad de Colorado en Boulder, publicado en la revista Nature Communications, reveló que el Polo Norte podría quedar prácticamente libre de hielo marino en menos de tres años. Los investigadores advierten que para el año 2027, la cobertura de hielo en el Ártico podría reducirse por debajo de 1 millón de kilómetros cuadrados durante al menos un día al año, un umbral crítico que definiría un deshielo total estacional.
El equipo liderado por la científica Alexandra Jahn señaló que, aunque pequeñas áreas con hielo residual podrían permanecer, esta reducción representaría menos del 15% de la cobertura promedio registrada entre 1979 y 1992, cuando el mínimo anual era de 6,85 millones de kilómetros cuadrados. Este pronóstico adelanta en varios años las proyecciones previas, que situaban este fenómeno hacia finales de la década de 2030.
Una aceleración preocupante del deshielo
El estudio subrayó que, a pesar de los esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el deshielo estacional del Ártico es prácticamente inevitable. Eventos recientes, como el registrado en marzo de 2022, cuando algunas regiones del Ártico alcanzaron temperaturas 27°C por encima de la media, evidencian el rápido avance del calentamiento global.
Céline Heuzé, coautora de la investigación, explicó que “cuando el Ártico experimenta calentamiento extremo durante varios años consecutivos, el primer día sin hielo podría llegar antes de lo esperado”. Por su parte, Alexandra Jahn advirtió que este evento no supondrá un cambio drástico inmediato, pero sí confirmará una alteración profunda en uno de los ecosistemas más importantes del planeta.
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Consecuencias globales del deshielo del Ártico
La pérdida de hielo marino tiene implicaciones graves para el clima mundial. El hielo actúa como un espejo natural que refleja la luz solar; al derretirse, las aguas oscuras del océano absorben más calor, acelerando el calentamiento global. Además, esta pérdida podría afectar los patrones climáticos y poner en peligro la biodiversidad del Ártico, con consecuencias para especies como los osos polares y las focas.
Un llamado urgente a reducir emisiones
El informe destacó que, aunque el escenario es alarmante, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero aún podría retrasar el deshielo total y limitar el tiempo en que el Ártico permanece libre de hielo. Si bien el hielo marino podría recuperarse en cuestión de décadas si las temperaturas globales disminuyen, el hielo continental de Groenlandia y la Antártida tardaría siglos en restablecerse.