El turismo, uno de los pilares de la economía costarricense, muestra signos de alerta. La disminución en la llegada de turistas internacionales ha generado una pérdida significativa de ingresos, afectando tanto al sector privado como a las finanzas del Estado.
Hoteles, agencias y operadores reportan una baja en las reservas y en la ocupación hotelera, lo que impacta directamente en el comercio, el transporte y la gastronomía. Esta caída en la afluencia también repercute en la generación de divisas y en la recaudación fiscal.
El país, referente mundial en turismo sostenible, busca diversificar sus mercados emisores y fortalecer la promoción internacional para recuperar el flujo de visitantes. Desde el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) se analizan campañas enfocadas en atraer viajeros de mercados alternativos, especialmente europeos y sudamericanos.
A nivel interno, se evalúan medidas para incentivar el turismo nacional y sostener la actividad durante los meses de menor demanda. Costa Rica enfrenta ahora el desafío de reafirmar su liderazgo regional en turismo verde sin perder competitividad frente a destinos emergentes.