La aerolínea low cost argentina Flybondi atraviesa momentos críticos, afectando gravemente al sector turístico y a miles de pasajeros. Durante el periodo del 24 al 31 de diciembre, la compañía canceló 71 vuelos, perjudicando a unos 13.000 usuarios en fechas clave para celebraciones familiares y vacaciones. Las colas interminables y la incertidumbre en el Aeroparque Metropolitano generaron indignación entre los viajeros.
En noviembre, Flybondi ya había suspendido el 20% de sus operaciones, acumulando un total de 384 cancelaciones en un solo mes. La empresa atribuye los problemas a restricciones para pagar el alquiler de aviones al exterior, complicaciones financieras que se reflejan en su desempeño operativo. La Secretaría de Transporte de Argentina intimó a la compañía a presentar un plan correctivo y la somete a monitoreo diario, aunque por el momento no ha aplicado sanciones económicas ni retirado rutas.
Uno de los casos más resonantes es el de un pasajero varado en Aeroparque tras llegar desde Italia para reunirse con su familia en Mendoza. “He tenido cancelaciones y reprogramaciones ya en el pasado con Flybondi”, aseguró, evidenciando que las irregularidades no son nuevas. Otra pasajera, que debía viajar desde Ushuaia a Buenos Aires para conectar un vuelo internacional, sufrió cinco reprogramaciones, perdiendo su conexión y, con ella, días importantes de su itinerario.
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Problemas también en el extranjero
Los inconvenientes no solo afectan a Flybondi en Argentina. Su única accionista, Flybondi Limited, enfrenta serias dificultades legales en el Reino Unido por no presentar balances desde 2021. El pasado 19 de noviembre, el registro de comercio británico intimó a la compañía a regularizar su situación bajo amenaza de disolución y transferencia de activos a la Corona Británica. A pesar de haber conseguido una prórroga hasta 2025, la incertidumbre persiste.
Flybondi Limited cuenta como principal accionista a Pangaea Two Acquisition Holdings, una firma de capital privado del estadounidense Cartesian Capital Group. La relación con su matriz y la falta de estabilidad financiera plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de sus operaciones y su impacto en el sector turístico, en un contexto donde las aerolíneas low cost son clave para democratizar el acceso al transporte aéreo.
Este escenario plantea dudas sobre el futuro de la aerolínea y el impacto a largo plazo en el turismo regional, justo en un momento crucial de la temporada alta en América del Sur.