El turismo atraviesa un panorama complicado, marcado por la combinación de la crisis económica interna y la apreciación cambiaria. Las estadísticas recientes no son alentadoras: según datos publicados por el Indec, la ocupación hotelera en octubre de 2024 registró una caída interanual del 6,8 % en la cantidad de viajeros. Este descenso refleja un balance negativo para el sector turístico nacional.
La estrategia cambiaria del gobierno, que impulsa el turismo emisivo al exterior al hacer más competitivo viajar fuera del país, también encarece los precios domésticos, reduciendo la llegada de turistas extranjeros. Esto quedó reflejado en la disminución del 5,3 % en la cantidad de viajeros residentes y del 12,5 % en no residentes durante octubre. Además, las pernoctaciones totales descendieron un 10,5 % interanual, alcanzando apenas 3,7 millones de estadías.
Radiografía de la ocupación
El informe del Indec detalla que la mayoría de las estadías en octubre se distribuyeron entre hoteles 4 y 5 estrellas (31,7 %) y hoteles 3 estrellas, apart y boutiques (30,7 %). En promedio, los turistas permanecieron 2,3 noches en sus destinos, un 4 % menos que el año anterior. Buenos Aires lideró como la región con mayor estadía promedio (3 noches), seguida por Patagonia (2,6 noches).
Los hoteles más económicos, de 1 y 2 estrellas, presentaron la estadía promedio más alta, con 2,6 noches, destacándose entre quienes buscan opciones accesibles en medio de un contexto económico desafiante.
Preferencias y regiones
En términos de destinos, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) sigue siendo la favorita para turistas extranjeros, aunque registró una caída del 10,5 % en visitantes, alcanzando un total de 342.625 personas. La Patagonia, en segundo lugar, recibió 332.735 turistas, un 5,9 % menos que en 2023.
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Perspectivas para el verano
De cara a la temporada estival, se espera que el turismo interno pierda fuerza frente al crecimiento de los viajes al exterior, impulsados en gran medida por la devaluación de monedas como el real brasileño. Esta tendencia también presiona al mercado cambiario local, con un aumento en la demanda de divisas para vacaciones fuera del país.
La situación plantea un gran desafío para el turismo nacional, que enfrenta la necesidad de reinventarse en un contexto desfavorable. Sin embargo, representa también una oportunidad para fomentar destinos locales, ofreciendo alternativas competitivas que atraigan tanto a residentes como a visitantes internacionales.