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Portugueses y franceses lideran el turismo internacional en Pontevedra

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Por Marcos Gago

El pasado abril los portugueses fueron la nacionalidad mayoritaria en 12 de 16 municipios de las dos comarcas. Las excepciones fueron Pontevedra, donde predominaron los galos (547 frente a 543 lusos); Cerdedo-Cotobade (35 franceses); Cuntis (50 suizos); y Vilagarcía (143 galos). En mayo, la situación fue semejante. Los móviles portugueses fueron la nacionalidad más detectada en once concellos; los franceses lo fueron en cuatro (Pontevedra, Marín, Cuntis y Vilagarcía); y los holandeses en dos (Ponte Caldelas y Cerdedo-Cotobade).

Por tanto, se calcula que más de la mitad del turismo internacional que reciben las comarcas de Pontevedra y O Salnés a lo largo del año procede de dos países: Portugal y Francia. 

Se llega a esta conclusión gracias al informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), que examina a nivel municipal los países de procedencia de los visitantes internacionales a través de la señal de sus móviles. Por ahora no se pueden establecer comparativas con la situación prepandémica, ya que los últimos datos publicados son de mayo de este año y el primer estudio data de julio del año 2019.

Con mucha diferencia, dos municipios destacan como focos de atracción de los visitantes internacionales. Se trata de Pontevedra, con 2.780 terminales extranjeras detectadas en abril y 2.791 en mayo; y Sanxenxo, con 2.191 en abril y 2.074 en mayo. En el primero de los casos coinciden su condición de capital provincial, ser la población más importante de la mitad norte de la provincia y estar en el paso obligatorio de las rutas turísticas normales y del Camino de Santiago. En cuanto a Sanxenxo, el municipio exhibe músculo como capital turística de las Rías Baixas y uno de los destinos favoritos de los lusos en el norte de España. En menor medida, también hay una notable cifra de visitantes foráneos, una vez más sobre todo portugueses, en O Grove y Caldas.

Holandeses y suizos

El peso de la emigración también se deja entrever. Por ejemplo, hace dos meses en Cerdedo-Cotobade se registraron 193 terminales originarias de Holanda; mientras que en Ponte Caldelas fueron 22. En concellos del interior como Cuntis en abril hubo 50 teléfonos móviles suizos. Ninguno de estos tres municipios está en el Camino de Santiago, itinerario cuyo tránsito explica, por otra parte, las altas cifras internacionales de Caldas. El alcalde de Cerdedo-Cotobade, Jorge Cubela, entiende que la razón está en los emigrantes retornados, que visitaron su tierra natal en abril aprovechando Semana Santa y en mayo el principio del buen tiempo.

Un baño y un paseo por Silgar, porque “estamos de feiras”

Cuando uno recorre el paseo de Silgar, se sienta en una terraza o baja a la playa tiene la posibilidad de escuchar, si pone atención, acentos de toda España. Y de Portugal. Sanxenxo es uno de los destinos dorados para los residentes del país vecino, que conocen esta localidad más que la propia Pontevedra. Podría llegar a llamársela el Oporto gallego, porque la mayor parte de los visitantes que acuden desde el otro lado de la frontera son de localidades entre el Miño y el Duero.

“Estamos aquí de feiras”, responden muchos portugueses a los que se les pregunta por su estancia en la capital turística de las Rías Baixas. Es decir, están de vacaciones; no hay ninguna duda: ropa de verano, chanclas, toalla y silla. Es una escena recurrente y en Sanxenxo están acostumbrados. Aquí los portugueses son como de casa y se les echó mucho en falta en los primeros meses turísticos de la pandemia. El público luso empieza a recuperar su entusiasmo por este concello costero pontevedrés y Silgar es uno de sus lugares favoritos para hacerse una foto, pasear con la familia o los amigos o darse un chapuzón.

El Concello lleva años intentando atraer a otras nacionalidades a Sanxenxo. Las pruebas deportivas náuticas sirven como tarjeta de presentación y el informe del INE revela una creciente afluencia de europeos del centro y del norte, aunque por lo menos por ahora nada comparada con los que acuden aquí desde el otro lado del Miño, porque están «de feiras».

Fuente:lavozdegalicia.es/