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Sol de Mayo, el almacén de campo fundado en 1888 conocido por su irresistible parrilla e historia familiar

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A la vera de la ruta 63, a la altura del kilómetro 9 de la localidad de Dolores, provincia de Buenos Aires, la parrilla Sol de Mayo invita a saborear pasión e identidad.

Empanadas de carne cortadas a cuchillo cocidas en horno de barro o fritas y delicioso asado a leña al asador, son apenas algunas de las exquisiteces que este parador de 1888 ofrece en un ambiente familiar.


Singular parada rutera donde además de almorzar típicas comidas criollas a la sombra de eucaliptos, coronillos, talas, pinos y algarrobos; su entorno cultural y arquitectónico hablan de tiempos pasados e historias de vida.


Asimismo, un amplio salón brinda la opción de sentarse en su interior. Las mesas están distribuidas alrededor de un hogar redondo y el fuego es protagonista, ardiendo y creando un clima cálido que dan ganas de prolongar la estadía durante horas.


Dolores es conocido como el primer pueblo patrio y es famoso por su tranquilidad, artesanías, conexión profunda con la comunidad local, productos regionales y desde ya por Sol de Mayo, inigualable bodegón por el que pasaron cuatro dueños”, explica con orgullo un baqueano del lugar.

Una rica historia

Olinda Moreni (81) y Santos Quinteros (86), oriundos de este municipio, compraron en 1977 el almacén de ramos generales (desde su fundación en 1888 fue bautizado con ese nombre).


“La pulpería vendía productos de primera necesidad: alimentos, bebidas y artículos de uso diario. Y funcionaba como un punto de encuentro social donde las personas podían intercambiar noticias y tomar un vermut, comer una picada y pasar un grato momento”, comenta Olinda detrás del mostrador. Vale aclarar, al costado de la larga mesada una puerta se abre hacia lo que sigue siendo su hogar.


Esta mujer de mirada calma y dulce resalta que el almacén rural jamás ha dejado de funcionar. “Atendemos hasta las 18 horas tanto a turistas que por aquí pasan como a lugareños. Soy una apasionada del campo y la naturaleza”, enfatiza con orgullo al tiempo que señala a su hijo Miguel que está cortando un costillar a punto para ser servido a los comensales.


A unos metros de su casa, la matera quedó intacta y las gallinas que buscan alguna que otra migaja hacen que el paisaje sea aún más pintoresco.


La parrilla


“En 1980 nace la parrilla como una oportunidad más de agrandar este emprendimiento. Es por ello que se construyó el salón cubierto y la galería al aire libre con mesas y sillas, el asador y el horno de barro”, detalla Miguel Quinteros (56), quien lleva adelante el restaurante junto a su hijo Federico (31).


Miguel es atento, amable y sonriente. El amor por su trabajo es evidente. Experto en el tema, sus asados son verdaderas obras de arte. La boina blanca con la bandera argentina refleja su afición por nuestras costumbres y folclore. “Nada nos gusta más que celebrar con un plato bien argento”, resalta en el feed de este tradicional comedor de campo.

Para reservas y consultas: soldemayo.my.canva.site; Instagram: @soldemayodolores

Por María Celina Lundin

Periodista de la OMPT (Organización Mundial de Periodismo Turístico)