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Así nace el concepto Slow Travel, bajo una nueva filosofía del turismo, el de disfrutar cada viaje de una manera mas lenta y más relajada.

En un mundo donde la rapidez y la inmediatez predominan, surge una nueva forma de hacer turismo que busca justamente lo contrario: el Slow Travel. Esta tendencia, que promueve un ritmo de viaje más pausado y consciente, se inspira en el movimiento del Slow Food, nacido en Italia en los años 80 como respuesta a la expansión de las cadenas de comida rápida. Al igual que en la gastronomía, donde se valoran los productos locales y las tradiciones, el Slow Travel busca reivindicar un turismo más sostenible y enriquecedor.

Una forma de viajar

Slow Travel no es simplemente una nueva categoría de turismo; es una filosofía de vida que prioriza la calidad sobre la cantidad. En lugar de recorrer la mayor cantidad posible de destinos en pocos días, se trata de sumergirse en la cultura local, conocer a sus habitantes y disfrutar de la experiencia de manera más profunda y menos apresurada. Las estadías suelen ser más largas, permitiendo una conexión genuina con el lugar visitado.

Cómo todo segmento turístico tiene sus principios, el Slow Travel tiene el suyo, siendo uno de sus pilares el viajar sin itinerarios estrictos y permitir que la aventura fluya naturalmente. Se busca minimizar la huella de carbono, ya sea caminando o usando bicicletas, y priorizar el bienestar del viajero y su conexión con el entorno. La flexibilidad y la disposición para relajarse y disfrutar del momento son esenciales. Conocer áreas específicas en lugar de abarcar países enteros permite una inmersión más significativa y menos agotadora.

Destinos ideales para el Slow Travel

1. La Provenza, Francia: con sus paisajes impresionantes y rica cultura, desde los campos de lavanda hasta las playas de la Costa Azul.

2. Cornwall, Inglaterra: con sus playas doradas y acantilados majestuosos, es perfecto para disfrutar de un estilo de vida relajado.

3. Alentejo, Portugal: con su arquitectura histórica y paisajes tranquilos, ideal para degustar la gastronomía local y explorar viñedos.

4. Islas del Dodecaneso, Grecia: cada isla ofrece una historia única, con paisajes tranquilos y una rica cultura para descubrir.

5. Hué, Vietnam: antigua capital con un patrimonio arquitectónico impresionante y una rica oferta gastronómica.

6. Bután: un país donde la espiritualidad y la naturaleza se mezclan para ofrecer una experiencia única de slow travel.

7. Kioto, Japón: con sus templos históricos, jardines zen y calles tradicionales, es un destino perfecto para desconectarse del estrés.

8. Alytus, Lituania: rodeada de exuberantes bosques y paisajes naturales, ofrece una experiencia tranquila y auténtica.

9. Sukhothai, Tailandia: con sus ruinas históricas y paisajes tranquilos, es ideal para explorar en bicicleta y disfrutar de la serenidad.

10. Costa Rica: con sus selvas tropicales y playas de ensueño, es un paraíso natural perfecto para la desconexión total.

Esta tendencia es una invitación a redescubrir el placer de viajar, desconectarse del ritmo frenético de la vida moderna y disfrutar de cada momento al máximo. No se necesita un gran presupuesto para vivir esta experiencia; lo fundamental es la disposición para conectar con el entorno y las personas, y valorar cada paso del viaje.